domingo, 28 de febrero de 2010

Blancanieves en el bosque


Aunque mi estado de salud va mejorando, mi vida social todavía se encuentra bajo mínimos. Cuando nos falta aire para respirar es complicado hablar y más aún reír a carcajadas, como tanto me gusta, de modo que estar con mis amigos se convierte en algo dífícil porque con ellos no puedo estar más de cinco minutos sin encontrar el lado cómico a todo, incluso a nuestras desgracias. Por eso, a veces, no puedo quedar con ellos, muy a mi pesar. Pero lo sigo intentando.

El sentido del humor ha sido el prícipe azul que me ha salvado de todas mis cuitas y desdichas , y espero que no me abandone a pesar de que no me sea fácil exteriorizarlo. Por lo pronto, este domingo de febrero, me encuentro en mi casita, rodeada de mis criaturas del bosque, escribiendo esta entrada mientras mi gata acecha maliciosamente a mi periquita y mi conejo da vueltas a mi alrededor para que le dé una golosina, realmente, parezco Blancanieves...

martes, 23 de febrero de 2010

Aurora



La vida -que tantas cosas me ha estafado- me regaló hace muchos años el conocimiento de la verdadera amistad y me siento por ello una privilegiada. Por eso, muchas veces detengo la típica retahíla, tan humana, de quejas sistemáticas justo cuando pienso en esta gran suerte.


Tendría unos cinco años cuando llegó una niña nueva al parvulario, me acerqué a ella y nos pusimos a jugar, desde entonces, y aunque el transcurrir de los años nos ha conducido por diferentes derroteros, no entiendo mi pequeña existencia sin ella. De hecho, si a veces me parece más grande es gracias a mi Aurora (no quisiera ponerme muy cursi, pero su nombre es paradigmático porque siempre viene a rescatarme de mis largas y tormentosas noches). Con ella y por ella he vivido las experiencias que otros me han negado y , además, su amistad me ha convertido en buena amiga también de otras personas que se han subido a mi vagón de este tren de la vida para compartir este apasionante viaje.

viernes, 19 de febrero de 2010

"Día-calamidades"



Pronto estrenarán un nuevo culebrón televisivo, se titula algo así como "Bella calamidades", y comienzo así mi entrada porque hoy he tenido un día de esos en que, sin ánimo de melodramas baratos, me atacan ciertos duendecillos maliciosos para ponerme la zancadilla con la intención de abatir mi ya maltrecha moral.


¿Quién no tiene un "día-calamidades" de vez en cuando ? Y no me refiero a una jornada trágica, no, esto son palabras mayores y no quisiera salpicaros de sangre, sudor y lágrimas -¡bastantes dramas ya nos asaltan sin llamarlos!-, más bien me limitaré a destacar esas molestas anécdotas que te hacen poner los ojos en blanco y maldecir a algún antepasado ajeno o propio.


Para empezar, ha amanecido lloviendo y me he olvidado el paraguas en el tren -una de tantas donaciones debidas a mi habitual despiste-, a continuación, la jornada laboral de este viernes ha estado jalonada por más de un incidente, gajes del oficio pero con más mal rollo de lo habitual; cuando por fin decido relajarme con un café aguado de la máquina, se me derrama enterito antes de dar el primer sorbo; podría seguir con pequeños detalles "tocapelotas" del tipo: justo al llegar a la parada se va mi bus o el último bocado de donut se cae al suelo, sin embargo, teniendo en cuenta que la Tierra es un balón azulado cuando la observas desde el Meteosat, y no te digo nada si la pones al lado de un planeta gigante de otra galaxia llamado Arturo ¿quién demonios puede sentirse perseguido por la mala suerte cuando su existencia es, prácticamente, un insignificante grano de arena en una inmensa playa?
A esta actitud se la podría denominar: positivismo por simple humildad.

domingo, 14 de febrero de 2010

Superstición


Dicen que la superstición es el alimento de la ignorancia , o sea que lo que voy a confesar a continuación me va a convertir en un ser de intelecto cuestionable, pero qué le voy a hacer.

Ayer comentaba con unos amigos que hace un año aproximadamente me cambié la "i" latina de mi nombre por una "y"griega por una razón bastante absurda: en catalán, "mai te" significa "nunca tiene" y pensé que tal vez por esa razón yo nunca tenía de nada.

Sí, ya sé, ¡yo que me creía una mente racional no soy más que una pobre mujer buscando explicaciones en los lugares remotos del mito y de la leyenda!

Lo más curioso -y quizá sea por mi asumida condición de "ra-ra"con la que iniciaba este blog- es que mi color favorito es el amarillo y tengo una gata negra desde hace dieciséis años...

jueves, 11 de febrero de 2010

La salud tiene un precio


Tengo la gran suerte de haber nacido en un país donde gozamos de libertades y derechos que en otros lugares de este planeta ni siquiera saben que existen; sin embargo, es difícil alcanzar la perfección y ayer viví una experiencia que me indignó bastante: tras casi tres años en lista de espera por fin operaban a mi madre de una rodilla para intentar eliminar los dolores que le provoca una artrosis degenerativa y poder tener una mejor calidad de vida, pero, sorprendentemente, media hora antes de bajar al quirófano, nos dicen que se han suspendido todas las operaciones por saturación en la UVI. Otra vez a la espera de que haya un hueco para operarla. Es en estos momentos en los que uno quisiera tener una posición económica floreciente para poder recurrir a la sanidad privada. Sí, ya sé que en la Seguridad Social hay muy buenos médicos, etc. pero mi madre tiene ochenta años y ¡no sé a qué demonios esperan para ayudarla con su enfermedad!

Perseguir utopías es necesario para acercarse lo más posible a ellas, sin embargo, a veces es desalentador que, incluso en los países más avanzados de nuestro mundo, la igualdad de derechos y de condiciones de vida brille por su ausencia.

Supongo que me toca más la fibra porque se trata de mi madre -y madre no hay más que una- y sus dolores son los míos...

viernes, 5 de febrero de 2010

Tabaco



Desde que estoy enferma a causa de una alergia a no sé qué demonios de antígeno invisible no paro de oír la muletilla de los que no saben qué decirte :"deja de fumar"; lo más gracioso es que no podría fumar aunque quisiera, mis pulmones rechazan el tabaco y lo que no han podido hacer todas las prohibiciones del mundo lo han conseguido estos bichitos microscópicos.


Aun así, parece ser que los fumadores se enferman exclusivamente a causa del tabaco, es decir, si a un niño le diagnostican asma la causa de su enfermedad es una alergia a los ácaros del polvo; mientras que si un fumador tiene asma es por el tabaco. Y no es que quiera defender este vicio del cual estoy intentando deshacerme, pero me gustaría que reinara el sentido común de vez en cuando y, aunque es bien cierto que el tabaco es perjudicial y agrava los síntomas, hay otros factores que provocan enfermedades varias o, si no, solamente enfermaríamos los fumadores y no es el caso, por desgracia.
En todas las épocas ha habido persecuciones, colectivos marginados e injusticias que surgen por luchar en contra de otras injusticias; así pues, por proteger los derechos de los no fumadores que, dicho sea de paso tienen toda la razón en reivindicar una actitud de respeto, se trata con cierto desprecio y una gran dosis de paternalismo barato a las personas que tienen esta adicción hasta el punto de hacerles pensar que todos sus males se deben a ese pitillo que se fuman después de comer.
No es demagogia, insisto, estoy intentando abandonarlo y no es el mejor momento para defender los derechos de los fumadores, pero no quiero convertirme en otro integrista que va diciendo a los demás lo que tienen que hacer simplemente porque ellos crean estar en posesión de la fuerza y la razón.

miércoles, 3 de febrero de 2010

¡Ácarosssssss, el enemigo invisible!



Acabo de hablar con mi "más mejor amiga "Aurora y, como hacen los "más mejores amigos", se preocupa por mi salud y sufre por no verme bien. Descubrió por casualidad este blog y flipó en colores porque no podía creer que una negada como yo para los temas tecnológicos, estuviera entrando por fin en el siglo XXI. Y toda la culpa es de mi sistema inmunológico que se ha vuelto loco y está creando alergias a agentes externos tan inofensivos como mi gatita Ninoshka o mis queridos libros -que para mi neumóloga son unos malvados depósitos de ácaros-.



Realmente, esta enfermedad, con unos orígenes tan absurdos, es digna de mí. Pero no voy a seguir frivolizando, cualquier enfermedad es una tragedia, más o menos grande, contra la que deben luchar muchas personas que conozco y a las que ,desde aquí, les mando ánimos.