Me ha costado mucho elegir una imagen entre todas las que el movimiento 15-M ha generado. He decidido descartar las más impactantes debido a la violencia que desprenden, porque esta iniciativa siempre ha querido ser pacífica a pesar del interés de ciertos poderosos en banalizar y desacreditar a estos INDIGNADOS.
La fotografía elegida ha sido la de una de tantas asambleas que se celebran a diario en esta plaza tomada por personas anónimas que han desplazado a las palomas como símbolo de una paz activa, buena gente que no quieren ser tratados como borregos conducidos al matadero después de haber sido esquilados y desnudados de su lana.
Ha llegado la hora. Los jóvenes hablan, y los mayores. Se escuchan unos a otros sabiendo que están unidos por las ganas y la necesidad de detener esa nube negra que se está instalando sobre las cabezas de millones de personas que, sin comerlo ni beberlo, se empapan con la lluvia de la sinrazón y, para mayor inri, no tienen ni para comprarse un paraguas.