...me enseñó que mi destino era rodar y rodar..."
Llevo mucho tiempo encontrando piedras en mi camino. La rodilla derecha me empieza a fallar de tanto saltarlas porque no siempre puede uno esquivarlas.
La intemporalidad de la música me ha llevado a identificar mi pasado reciente y mi presente con esta ranchera que, afortunadamente, termina con ese grito de fuerza y de dignidad: "...pero sigo siendo el rey". Y, aunque soy republicana de cuna y "no tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda", me adhiero a esa afirmación monárquica mientras siga encontrando piedras y más piedras en mi camino. La última, por cierto, la tengo dentro, concretamente en mi riñón y su expulsión está resultando muy dolorosa.
Sin embargo, como dijo aquel arriero "no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar".
¡Viva la sabiduría popular!