viernes, 31 de diciembre de 2010

Caminas con la solemnidad de una reina...


Hoy he visitado junto a mi mentor en esto del bloggeo, mi buen amigo Xesco, una exposición sobre la remota historia de Arabia y sus dinastías. Después nos hemos incorporado a la caravana de los mil Reyes Magos que pululan por las calles comerciales de nuestra ciudad buscando regalos para hacer reinar la alegría una mañana de enero al año. Aunque ya no traen incienso y mirra como los de Oriente, también inician largas rutas a través del desierto de las dudas : ¿será su talla?, ¿le gustará el color?, ¿qué le compro a mi suegra?...

Y es que la realeza sigue teniendo connotaciones positivas, a pesar de que las sagas reinantes de nuestros días hayan oscurecido ese brillo que heredadon de los viejos cuentos de hadas. Incluso una mujer criada en el seno de una familia de tradición republicana como yo, siente cierta debilidad por esas edulcoradas crónicas sobre una trasnochada aristocracia en decadencia.

Tal vez sea por ese motivo que me encanta que algunos comparen mi forma de caminar con la de una reina; supongo que confunden la lentitud de una asmática concentrada en su fatigosa respiración con la solemnidad de Su Excelentísima Majestad entrando en el Salón de la Corona.

Lo más gracioso es que si tuviera que escoger un reinado, me quedaría con el de una "dragqueen" en su actuación estelar de la noche, al menos son reinonas por decisión propia y no simplemente por herencia.

viernes, 3 de diciembre de 2010

La gata saca las uñas


Un buen día te miras al espejo y el reflejo te devuelve una imagen que te llena de orgullo. Y no es que tengas menos flaccidez -o que la muestra cosmética antiarrugas surta un efecto milagroso-, sino que reconoces el rostro de una persona que ha sacado la uñas para plantar cara a una injusticia que, a pesar de que afecta a unas pocas personas localizadas en un espacio pequeño y concreto, es importante para ti y para algunos compañeros de camino que se han sentido maltratados por comportamientos poco éticos.

Siempre queda cierta inquietud por las posibles consecuencias, pero te sobrepones al reconocerte por unos instantes como uno de aquellos valientes que admirabas en las historias sobre luchas, a menudo descompensadas, que lograban reconciliarte con un sentido de justicia, algo desprestigiado por estos tiempos de crisis donde parece que uno debe aguantar humillaciones varias con tal de no perder tu principal fuente de ingresos.

A veces no es fácil hacerse respetar, incluso en ocasiones te cansas de levantar la pata para marcar tu territorio, sin embargo hoy, al llegar a casa tras haber vivido momentos especialmente delicados, me he sentido la protagonista de mi particular película de aventuras en la que he triunfado ante mis antagonistas de una manera limpia y serena.

Como no es frecuente que me sienta así de bien conmigo misma me he decidido a reflejar este momento de reconcilición con unos ideales que, con frecuencia, me parecen ingenuos y que acompañaron tantos momentos memorables de mi infancia, cuando los buenos ganaban a los malos y se casaban con las princesas...

sábado, 20 de noviembre de 2010

El sedentarismo


Me parece fascinante la multiplicidad de percepciones que los seres humanos pueden experimentar ante una misma realidad. Hace unos días recibí el informe médico de la revisión que nos hicieron en el trabajo y lo primero que leí fue : "Actividad fisica: SEDENTARIO". No discuto el veredicto, desde que comenzó este año, mis problemas respiratorios no me permiten grandes proezas deportivas, sin embargo, vivo al día e intento, con más esfuerzo de lo habitual, llevar una vida normal. Estas últimas semanas, por ejemplo, no paro; además de una actividad laboral frenética, mi vida social se ha nutrido de numerosas celebraciones que me han tenido tan ocupada que ni siquiera he podido asomarme a esta ventana cibernética. O sea, que el sedentarismo es muy relativo...

Lo que sí es cierto es que mi arraigado hedonismo me conduce a hacer cosas que me complacen y la única actividad física que me gusta es bailar y, últimamente, no me prodigo demasiado -cosas de la edad- por lugares destinados al respecto.

Jamás he podido ir a un gimnasio, no me sé ubicar. Una vez entré en uno de esos espacios de máquinas y me recordó a una sala de torturas medieval, me senté en uno de esos extraños artefactos y uno de los monitores, con una sonrisilla maliciosa, me comentó con tono paternalista que estaba colocada al revés.

Y correr ¡ qué os puedo decir de correr! No lo entiendo, yo ni siquiera corro para pillar un autobús. No le veo la gracia ¿por qué correr si uno no tiene prisa? El sábado pasado, no sé por qué razón, se me ocurrió correr para entrar en el metro antes de que se cerrasen las puertas (lo más gracioso es que no tenía prisa y, además, los metros pasan muy seguidos) y , a pesar de mi forma física sedentaria, lo conseguí, entré cual atleta llegando a la meta. El problema vino después, cuando me di cuenta de que ya estaba dentro pero no podía frenar; así que en milésimas de segundo y sin poder evitarlo me estampé contra una distraída turista francesa que se llevó el susto de su vida. Y es que cuando una no está hecha para el deporte lo mejor es esperar a que llegue el siguiente tren y conservar la dignidad, aunque sea sedentaria.

domingo, 31 de octubre de 2010

El secundario


Si hay algo que se le debe reconocer a Pedro Almódovar en prácticamente toda su filmografía es la dignidad que otorga a los personajes secundarios de sus películas. Incluso alguno de sus detractores lo destacan. Actrices como Chus Lampreave, María Barranco o Loles León han interpretado papeles que a menudo brillaban más que los principales. Incluso, en más de una ocasión, salvaban escenas que hubiesen desmerecido si no fuera por esos diálogos dichos con tanta gracia y solvencia.

Para los que no siempre hemos podido ser los protagonistas, ni siquiera de nuestra propia historia, es gratificante que aun siendo secundarios podamos brillar de vez en cuando, a pesar de que otros quieran apagar nuestra luz.

Querer ser siempre los protagonistas de la película resulta agotador para los que carecemos del suficiente egocentrismo o narcisimo que se necesita para ello, por esta razón nos contentamos con tener nuestra pequeña escena donde nos luzcamos lo justo para ser recordados como buenos actores. De hecho, las personas que conozco que desean robar plano continuamente acaban siendo unos pobres desgraciados que, con tal de erigirse como centro absoluto de atención, son capaces de todo, incluso de convertirse en patéticos y ridículos seres de vodeviles grotescos.

He crecido cerca de alguno de estos infelices protagonistas que sufrían siempre que no conseguían la atención solicitada, por ese motivo me quedé en secundaria que, aunque no es un papel tan lucido como el principal, me ha parecido la mayoría de las veces más digno y honesto.

sábado, 23 de octubre de 2010

Sobre cómo me convertí en un paria...




He esperado un tiempo antes de escribir sobre este tema. Quería encontrar una perspectiva algo menos personal -no creo haberlo conseguido, es lo que tiene ser un desgraciado adicto-.


Para empezar, me estoy encendiendo el último pitillo del día (por si acaso mañana no puedo). No sé en qué momento pasé de ser una fumadora simpática a una enferma estigmatizada y perseguida. Jamás pensé que mi ejemplo pudiera corromper tanto a mis congéneres -¡ojalá pudiera también influir a mis semejantes con otras adicciones que tengo, como mi empeño en defender la tolerancia y el respeto!-. Nunca me pareció justo molestar al prójimo con mis humos y, por este motivo, acepté con deportividad la ley antitabaco del 2006; sin embargo, asomándome a este mundo con tantas heridas de muerte y lacras sin resolver, he comenzado a indignarme por el recrudecimento de esta ley que me convertirá en un ciudadano indeseable.


Yo no quiero dañar a los demás. Asumo que no es bueno fumar e intento que este vicio no se apodere por completo de mí; no obstante, creo que siendo factible que los fumadores podamos tener algunos espacios acondicionados o, en su defecto, el aire libre -aunque ya no es tan libre para nosotros-, no me parece justo el castigo al que papá-Estado nos somete.


Pensándolo bien, no es tan extraño lo que está sucediendo: a lo largo de la Historia siempre se ha perseguido a minorías que, en ciertas épocas, se convirtieron en masacres: a los cátaros en la Edad Media, a los judíos en la Alemania nazi, a los sospechosos de brujería por la Inquisición, a lo científicos que dudaban de las verdades establecidas,...


En fin, tal vez nuestra cruzada no es tan digna pero, desde este blog reivindico mi derecho a no ser considerada una incívica por el simple hecho de fumar o una indeseable que no respeta a los demás (hasta me llevo mi cenicero-cucurucho a la playa para no ensuciar).


Ya sé que fumar mata aunque, pensándolo bien, la propia vida mata y hay muchos agentes nocivos que nos arrastran sin piedad al insondable abismo al que todos llegaremos, fumando o respirando los humos que expelen millones de automóviles por sus tubos de escape -por cierto, aunque yo no tengo coche no se me ha ocurrido prohibir a otros que los usen aunque existan transportes públicos-...

martes, 12 de octubre de 2010

Mi viejo equipo de música


Decir adiós siempre es difícil. El sentimiento del apego es algo muy común y tan corriente como el del rechazo, aunque al primero casi siempre lo identificamos con algo positivo. Sin embargo, a menudo este sentimiento nos paraliza y nos ancla en el pasado impidiéndonos avanzar. Todos necesitamos sentirnos parte de algo y rodearnos de lo nuestro, creemos que sin raíces no podemos crecer, pero no somos árboles y el movimiento de la vida nos lleva por nuevas tierras donde nuestro equipaje vital puede llegar a convertirse en un lastre difícil de cargar. Y es entonces cuando hay que desprenderse.

Desde pequeña me costó separarme de lo mío, podía tratarse de un amigo que se cambiaba de colegio, de una mascota que se había muerto o de un juguete viejo. Me encariño muy rápido con todo, incluso con los objetos: aún me pongo triste recordando el día en que nos cambiamos de coche y me sentía una traidora porque el "Seat Ibiza" viejo nos conducía al concesionario donde esperaba su flamante sustituto. Otra vez, con doce años lloré desconsoladamente cuando se me voló un abanico por la ventanilla de un coche -aún más viejo que el Ibiza- y cuando mi madre me preguntaba por qué lloraba sólo supe responder que era porque le estaba agradecida por lo que me había ayudado a soportar el calor del viaje...

En fin, ya sé que parece enfermizo pero, en la actualidad y después de combatir esta especie de síndrome de Diógenes, puedo manifestar que de vez en cuando -muy de vez en cuando- me da por hacer limpieza de cosas que se han convertido en trastos inútiles y, hoy, le ha tocado a mi vieja cadena de música. La compré a principios de los noventa con mucho esfuerzo, ahorrando con mis primeros y escasos sueldos,peseta a peseta, hasta las 50.000 que costaba. Mañana me acercaré a un punto de reciclaje y le diré adiós: adiós a aquella ilusión que tuve cuando conseguí oír mi música en mi habitación sin las críticas de la familia, cuando podía grabar canciones de la radio y crear cassetes de música variada para las fiestas, cuando...¡Bueno, ya basta! ¡Que comenzaré otra vez a ponerme nostágica y, a lo mejor, me arrepiento! No, mañana le diré adiós agradeciéndole todos esos buenos momentos y la dejaré marchar para que descanse en paz : R.I.P.

domingo, 3 de octubre de 2010

La terraza del tío de Andrés



No hay nada mejor que reunirse con los amigos una noche de viernes en torno a un exquisito arroz caldoso y desternillarse de risa con cualquier ocurrencia que se nos pase por la cabeza. Ayer, la urogalla Leles y su "consorte" Francis acogieron a una desestresada Mary, a una urraca zamorana y a esta bloggera perezosa para deleitarnos con su buena mesa y su buena compañía. Hace bastante tiempo que no escribo porque he estado muy ocupada con otros menesteres, algunos mejores que otros pero que, al fin y al cabo, me alejaban de esta faceta que tanto me ha aportado en tiempos difíciles. Y no es que mis momentos asmáticos hayan desaparecido sino que, eso sí, parecen más controlables, lo que me permite desarrollar una vida social más saneada.


Realmente, ya hace años que me siento más protagonista de una película de arte y ensayo que de una de acción. Cada vez me veo más instalada en la terraza de Iturrioz, el tío de Andrés Hurtado, el joven médico de la novela de Baroja El árbol de la ciencia. Tenía apenas diecisiete años cuando en el instituto nos hicieron leer esta gran obra y, como sólo ocurre con los clásicos, una chica de finales del XX se sintió tan identificada con los ideales frustrados del protagonista que jamás olvidará el regusto amargo que le dejó su triste desenlace.


Sin embargo, el paso de los años y las experiencias vividas me van acercando cada vez más al personaje secundario que simbolizaba al que se aísla de un mundo sin salvación y, mientras toma la merienda, se dedica a observarlo todo desde la altura de su terraza desde donde analiza la rutina de los que pasean sus miserias por las calles de la vida.


sábado, 18 de septiembre de 2010

El junco




En una entrevista a Elena Ochoa, la conocida psicóloga y sexóloga mediática comentaba que guardaba un consejo materno muy valioso que me conmovió: "Ponte derecha cuanto más te tuerza la vida". Me pareció un verdadero grito de supervivencia que un ser humano debería recordar cada vez que la vida nos convierte en seres indefensos.


Nos pasamos los años buscando la piedra filosofal que nos conduzca a la soñada felicidad o, por lo menos, a un modesto equilibrio emocional que nos reconcilie con el devenir de los días y sus contratiempos; sin embargo, muchas veces nos sentimos funambulistas a punto de caer al vacío y sin una red que nos proteja.


Tomamos de aquí y de allá ideas que nos permitan sostenernos y bebemos de todas las fuentes posibles. A veces encontramos una canción ("I will survive"), un poema ("tú no puedes volver atrás/ porque la vida ya te empuja/..."), un abrazo (el de tu mejor amigo), en fin, cualquier truco que nos vuelva a mantener derechos en la cuerda.


Y no está de más recordar que aunque el junco se doble "siempre sigue en pie" -aunque con achaques de lumbago...-.

lunes, 30 de agosto de 2010

Reivindicación de lo artificial




Hace tiempo que me di cuenta de que lo natural está sobrevalorado mientras que lo artificial se ha ido revistiendo de injustificados tintes peyorativos. Tal vez esto sea debido al auge del pensamiento ecologista que se ha extendido por el mundo occidental durante estas últimas décadas. La naturaleza se ha convertido en una víctima de los abusos tecnológicos de un nuevo mundo que no sabe digerir tanta inventiva humana. Y a pesar de que soy una defensora de esta madre de todos -bloggeros inclusive- jamás caería en la trampa tan habitual de considerar que todo lo que nos ofrece la naturaleza es bueno, no olvidemos que no hay nada tan natural como el veneno de una víbora o el mordisco de un tiburón blanco...


Así que en esta entrada he querido reivindicar el valor de lo artificial, entendiendo como tal a todo aquello que es creación de una mente humana que ha trascendido su natural condición para acercarse al mundo de las ideas platónico, ejercitando así un talento que se nutre de lo aprendido, no solamente de lo que nos dio la madre naturaleza en el momento de nuestro nacimiento. No tiene ningún mérito ser guapo ni inteligente, este tipo de características nos vienen de "fábrica", lo que realmente es meritorio es todo lo que creamos a partir del conocimiento recopilado por las generaciones anteriores a la nuestra para, si estamos inspirados, ir un paso más allá.


Por este motivo he querido destacar a este nuevo personaje de la farándula musical, a la inefable "Lady Gaga", venerada por unos y criticada por otros. Reconozco que algunas de sus excentricidades me parecen de un feísmo exagerado, sin embargo me fascina la osadía que exhibe en su vida profesional y la creatividad que muestra en su música y actuaciones. Mi amigo Xesco me comentaba esta tarde, ante unas cervezas, que el equipo de asesores de esta estrella del "dance" actual deben documentarse en las vanguardias de hace un siglo: desde el surrealismo al cubismo pasando por el dadaísmo...



Lo triste es que a veces parece que ya todo esté inventado y una de las críticas más frecuentes que recibe esta artista es que copia a otros; no obstante, creo que su originalidad radica precisamente en la nueva visión que consigue mezclando todas sus influencias y fuentes con el fin de elaborar su particular mundo. Ella no es especialmente bella ni espectacular y, aunque tiene una buena voz, probablemente no hubiera triunfado sin utilizar su inteligencia creativa y una gran dosis de artificialidad que suple ciertos atributos naturales que algunos cantantes tienen de nacimiento.


"Artificial" deriva de la palabra primitiva "arte" y sin el arte la inteligencia humana sólo destacaría sobre el resto de las especies por su crueldad extrema -y volvemos al rollo de la ecología y a la defensa del planeta y bla, bla, bla...-.

domingo, 15 de agosto de 2010

¡Que la fuerza nos acompañe!



Cuando era una niña, como casi todos los de mi generación, fui al cine para ver la primera entrega de "La guerra de las galaxias". Me acompañaba mi madre que, como buena seguidora de "Cine de barrio", nunca entendió la pasión que en nuestros tiernos espíritus despertó esta saga de ciencia-ficción. Pero de esa sala de cine salió una pequeña luchadora que ha seguido al pie de la letra el lema galáctico de los caballeros "jedi" : QUE LA FUERZA TE ACOMPAÑE.


Ante cada adversidad o nuevo reto que se me ha presentado en la vida he buscado esa fuerza interior que me ayudara a salir adelante y, si era posible, airosa en la batalla.


De alguna manera, podría considerarme una persona fuerte en muchos sentidos, aunque siempre he basado esa fortaleza en asumir precisamente mis debilidades e intentar sobreponerme a ellas. Puede parecer una paradoja pero jamás he confiado en la fuerza de las personas sin fisuras; es como aquello tan manido de que el valiente es aquél que siente miedo porque si no lo sintiera, como mucho, sería un simple inconsciente.


El fuerte no debe confiarse ya que el estar alerta es parte importante de su poder y en esta galaxia, donde los planetas son tan diminutos como un hueso de aceituna, en cualquier instante la flota del Imperio puede atacar.


Mi nuevo Darth Vader es microscópico y me convierte en un ser tan débil que me iría bien un Han Solo como compañero de batalla contra este virus que mina mi fuerza, y es que mi nave espacial está más deteriorada que "El halcón milenario" yendo al desguace...


miércoles, 4 de agosto de 2010

Mi "city"


Un miércoles de agosto desayunando en la cama con mi revista de moda favorita y con la maravillosa promesa vacacional de un día en que no tengo que ir a trabajar ¿se puede pedir algo más? Bueno, la verdad es que por pedir, me gustaría que no se me hubiera estropeado el calentador y que mi cuenta corriente me permitiera emprender uno de esos viajes que me llenan de belleza y risas... Pero siempre me queda mi "city", que no es Nueva York pero tiene playa...

Soy consciente de que mi rutina cada vez se aleja más de la de Carrie Bradshaw y sus amigas, aunque en algunos momentos mi realidad se parecía bastante a la de estos personajes que me han acompañado desde hace años. De vez en cuando, mis amigas y yo nos permitimos unas jornadas que rememoran momentos como el de la imagen que he escogido para esta entrada. Y es que entre tanta seriedad, dramas y demás contratiempos, no hay nada mejor que compartir una sesión de manicura mientras hablamos de zapatos y hombres. Entre los numerosos fotogramas de la última entrega de esta "fashion movie" me he quedado con éste porque representa lo que, según mi opinión, es lo más destacable de esta historia: la amistad entre cuatro mujeres; entre mil y un amores y rollos sexuales lo que siempre permanece son esos encuentros inolvidables ante una copa, un "brunch", en un discoteca o en una exposición.

Nunca he entendido las etiquetas y el motivo por el cual uno debe escoger entre lo intelectual y lo frívolo como si se tratara de realidades excluyentes. Mi personalidad siempre ha necesitado combinar, como si de un vestido y un bolso se tratase, lo grave con lo banal, la lectura de los clásicos con la "Marie Claire" de este mes; y no solamente no son incompatibles sino que, a menudo, han sido complementarios ya que uno sirve de contrapeso para el otro y de este modo mi barco no se hunde por exceso de carga en uno de los lados.

Como uno más de los de mi generación, la televisión ha marcado mi crecimiento personal desde mi más tierna infancia y no reniego de ella como es habitual en algunas esferas intelectualoides, sino que reivindico la ayuda inestimable que, en especial, algunas series me han aportado: esos momentos de camaradería y risas de "Friends", el surrealismo metafísico de "Doctor en Alaska", la elegancia sentimental de "Retorno a Brideshead"(¿se escribía así?), en fin, quisiera reivindicar desde este humilde blog a estos amigos de la ficción que me han acompañado en momentos en los que no estaban a mano los de verdad.

domingo, 25 de julio de 2010

David contra Goliat


Nada mejor para estresarse en este tórrido verano que ser un nuevo damnificado de las empresas de telefonía. Tras una infructuosa lucha, con la devaluada arma de la razón de mi parte, nuevamente David no puede contra Goliat.

De nuevo la impotencia, las voces de un contestador que te convierten en una autómata pulsando teclas que te conducen a otras, y así sucesivamente hasta que te rindes a la evidencia de que existe una delincuencia, aceptada por las autoridades, que te hace sentir tan insignificante que podrías necesitar ayuda psicológica para restaurar tu dañada autoestima.

Una vez asumida la derrota, decidí renunciar al número telefónico que he tenido estos últimos diez años de mi vida y empezar de cero en otra compañía que me regalaba, eso sí con contrato de permanencia, otra maquinita "supersónica" que, teniendo en cuenta mi analfabetismo tecnológico, me va a llevar un buen tiempo entender y dominar.

No obstante, he decidido intentar ver el lado positivo a la situación, aunque sólo sea porque no quiero volver a hablar con el personal que atiende las reclamaciones, y como escribía en mi anterior entrada: "me renovaré", por lo menos el teléfono...

sábado, 17 de julio de 2010

Renovarse o morir


Como sigo siendo una neófita en esto de la informática y todavía me siento insegura en lo que a este ámbito se refiere, mi buen amigo Xesco vino ayer a casa para rediseñarme este blog que ha supuesto una inesperada distracción durante este año de adaptación a mis nuevas circunstancias vitales. Y es que es muy cierta la conocida disyuntiva :"renovarse o morir".

El cambio es temido porque siempre implica desconocimiento pero es tan necesario para sobrevivir que debemos encontrarle un sentido; por eso, tantas filosofías serias o de estar por casa nos lo venden como una clase de aprendizaje vital del que tenemos que extraer toda la sabiduría que podamos. Quiero confesar que, a veces, he preferido ser menos sabia y no tener que adaptarme tan a menudo a unas circunstancias, por otra parte no muy halagüeñas; sin embargo, esto de vivir no es una carta de restaurante donde elegimos los platos, frecuentemente el menú del día es cerrado y sin mucha variedad para escoger...

No es fácil aceptar unas condiciones de salud que no te permiten ser la misma de antes, y si el paso de los años nos cargan de experiencia también se cobran su tributo en lo que se refiere a lo físico. De todos modos, una vez te desahogas un poco con lamentaciones infructuosas, no te queda otra que intentar que los cambios negativos no te amarguen demasiado y que la vida, parafraseando el anuncio de un famoso caldo, no te cueza sino que te enriquezca aunque sea en el plano mental.

Por lo pronto, ayer por la noche, tras la renovación del blog, Xesco y yo fuimos a celebrar con una amiga su "despedida de juntada" -entiéndase como que ha terminado una convivencia de seis años con un tipo algo indeseable- y, desde esta entrada, le deseo que este cambio, en muchos sentidos desagradable, se convierta en una nueva oportunidad de enriquecimiento personal.

domingo, 11 de julio de 2010

Ésta es mi bandera


En estos días, mi pequeño país está sumido en una lucha de banderas. De los balcones cuelgan la "senyera", símbolo de los nacionalistas catalanes, y la bandera española que pretende animar al equipo de fútbol patrio, que juega hoy la final del Campeonato mundial de este deporte de masas. Es posible que incluso algunos de los habitantes sufran una especie de "esquizofrenia banderil" pues, por vez primera, muchos catalanes sienten los colores de las dos, aunque en diferentes ámbitos: el deportivo y el político.
Personalmente, me siento bastante ajena a estos sentimientos encontrados, ya que hace tiempo que me muevo en otro plano de la realidad. Mi concepto de patria es más amplio, mi nación es un planeta que gira alrededor de un sol que nos alumbra a todos.
Lo poco que sé de la historia de mis antepasados es que se han cometido muchas injusticias por defender los colores de unas banderas que no son otra cosa que trapos, y que, a menudo, envuelven los cadáveres de seres humanos que sacrificaron su vida por ellas.
Las banderas son símbolos tramposos, nos engañan, porque unen a unos para separarlos de otros.
Y no es que no comparta las inquietudes naturales de toda persona por defender sus costumbres y su cultura, sin embargo jamás consideraré las mías mejores que las del prójimo, sería una suerte de engreímiento en la que no quiero caer...
Por eso, hoy quiero colgar de mi balcón cibernético la bandera de la Tierra, que solamente nos separa del resto del Universo y que nos une a todos los habitantes del planeta.

sábado, 3 de julio de 2010

Saramago y Nemo


Una calurosa tarde de sábado. No me atrevo ni a coger el bus para ir a la playa a refrescarme, así que. con el ventilador delante del sofá, me he vuelto a emocionar viendo "Buscando a Nemo" en la tele -de vez en cuando no puedo resistirme a inocentes entretenimientos insustanciales-.

Pero ¿son siempre tan superficiales las películas de dibujos animados? Se han escrito numerosos ensayos sobre los personajes de cuentos infantiles, a veces para ensalzarlos, otras para criticar los efectos negativos que podrían provocar en mentes inmaduras. Sin embargo, mientras me sonreía escuchando a Dory hablando el "dialecto balleno", he recordado unas palabras de mi admirado y recientemente fallecido José Saramago. En una entrevista tras la publicación de un libro de memorias sobre su infancia en un pueblecito portugués, el escritor se planteaba una cuestión que me parece determinante y digna de reflexión para nuestra privilegiada y contradictoria sociedad del primer mundo: la sobreprotección de nuestros niños.

A lo largo de mi experiencia como educadora me he percatado de que existe un límite difuso entre proteger y sobreproteger a los menores, y, si sobrepasamos la frontera, creamos seres infelices y desarmados para afrontar los caprichosos vaivenes de la vida.


Sí, ya sé, ¿cómo he asociado a un pececillo payaso con nada menos que un premio Nobel? Pues esta asociación libre, y supongo que irreverente para algunos mitómanos, no es tan descabellada: Marlin, el papá pez de Nemo, siente tanto miedo de que su pequeño se enfrente al mundo que casi lo pierde en su afán sobreprotector.

Me gustaría pensar que si Saramago leyera estas líneas sonreiría desde su encomiable humildad y miraría al mar de su adorada Lanzarote pensando que en este oceáno, poblado de millones de peces, hay muchos Nemos que liberar de padres sobreprotectores que les niegan un aprendizaje básico para la supervivencia: a veces no hay más respuesta que un NO.

sábado, 26 de junio de 2010

Una gota de agua



La semana pasada celebré mi cumpleaños rodeada de los que me quieren y desde aquí aprovecho para agradecerles nuevamente que lo convirtieran en un día tan especial. A todos nos gusta sentirnos especiales de vez en cuando, la verdad es que resulta un buen alimento para nuestra frecuentemente hambrienta autoestima.



No obstante, no creo que se trate de pesimismo el adquirir conciencia de lo pequeños e insignificantes que realmente somos, yo prefiero considerarlo humildad. Es una verdad absoluta que sólo podría deprimir a aquellos que se creen superiores al prójimo o cercanos al Olimpo divino.



No me siento peor conmigo misma por proyectarme desde la cama de mi habitación hacia la inmensidad del Universo, como una pequeña gota de agua que cae al mar.



Tal vez sea ésta la razón por la que siempre me emocinen más las pequeñas historias de los seres anónimos que las proezas de los héroes de leyenda.

sábado, 12 de junio de 2010

Un conjuro contra el miedo


En un capítulo de la serie sobre la escuálida abogada "Ally Mc Beal", una psicóloga, bastante excéntrica por cierto, le recetaba que buscara su canción de la felicidad, una melodía que limpiara su aura de malos rollos como si de un mantra budista se tratara. El efecto era casi mágico, y la protagonista de semejante prodigio se sumergía en un optimista baño de felicidad cada vez que la melodía elegida salía a su encuentro.

Recuerdo que ese capítulo me pareció escrito para mí y para todas aquellas personas que escuchamos nuestra propia banda sonora. La mía se compone de temas tan eclécticos que a veces me sorprendo cuando reconozco la voz del inefable Camilo Sesto retumbando en mi cerebro con su "Y ya no puedo más, y ya no puedo más, siempre se repite esta misma historia"... Desde pequeña, la música ha tenido un papel importante en mi psique, y cantar y bailar me han proporcionado tantos momentos alegres que, sin duda, son en parte responsables de que tenga ganas de seguir adelante cuando lo que me rodea me da el silencio como respuesta a mis preguntas.

Cuando necesito fuerzas para torear lo malo, me animo con "I will survive" o la versión más petarda de Mónica Naranjo " Sobreviviré" -aunque a veces caigo rendida a la todavía más castiza "Resistiré" del Dúo Dinámico y a su "junco que se dobla pero siempre sigue en pie"-.Como melodía de despertador escojo una canción que me invite a creer aquello de Serrat " hoy puede ser un gran día"; si mi autoestima está de huelga busco algún tema lo suficientemente petardo para que se active; como me asalte la melancolía recurro, por ejemplo, a " Entre mis recuerdos" de Luz Casal; en momentos donde no veo salida reaparece en mi mente el estribillo de Héroes del silencio que decía: "...siempre buscando una fuente donde poder respirar..."; y así podría seguir citando miles de canciones como la balada de Snow Patrol "Chasing cars", ideal para acompañar unas lágrimas solitarias, o "Angels" de Robin Williams que tan buenos recuerdos nos trae a Aurora y a mí...

En fin, si para los que practican una religión las oraciones se convierten en una terapia y en un medio para el recogimiento, la música sería un equivalente para esta alma que os escribe en uno de esos días en los que la visita su viejo conocido, el miedo, ese miedo que todos sentimos en algún momento provocado por la incertidumbre ante un futuro poco halagüeño y que nos bloquea incluso el presente. Por eso, hoy se oye en las galerías de mi cerebro, a modo de conjuro, el tema de Rosana "...mejor vivir sin miedo..."

domingo, 6 de junio de 2010

Es de bien nacido ser agradecido


Uno de los lujos que la "mardita" crisis no me ha arrebatado es el desayuno de los domingos en la cama: mi leche con Cola cao, mis tostaditas untadas con mermelada y, sobre todo, mi tiempo para recrearme y desperezarme antes de saltar del lecho de los sueños imposibles.

Mientras mi gata juega a morderme los pies que se mueven bajo las sábanas -¡qué mona y qué cabrrrona!-, he decidido asomarme a este blog que tenía algo olvidado por los diversos acontecimientos que han jalonado mi vida estos últimos días.

Y no es que no tenga nada que explicar sino que, como respiro algo mejor, he salido a dejarme ver por este sol que últimamente nos saluda tras el abandono al que nos ha sometido durante este inclemente invierno.

Aunque todavía arrastro ciertos achaques de salud, la primavera me ha revivido bastante y suaviza mis malestares varios permitiendo que lo bueno que me ocurre destaque sobre lo que no lo es tanto y, por este motivo, dejo los malos rollos y destaco algo que me ha hecho mucha ilusión:
este viernes vino a visitarme una exalumna de la que guardo muy buen recuerdo y, cuando esta vocación tan deteriorada por los gajes del oficio se iba a declarar en huelga, fue hablar con ella y encontrar, de nuevo, el sentido a esta profesión que se nutre de tantas emociones, unas positivas otras negativas, y que, a menudo, necesita de alguna muestra de gratitud para seguir desempeñándola. Hacía mucho tiempo que no sabía nada de ella y me sorprendió ¡invitándome a su boda!

A una escéptica como yo estas cosas le transmiten un poco de confianza en el ser humano, y es que ser agradecido parece que no está de moda ¡con lo poco que cuesta dar las gracias y el maravilloso efecto que produce en el que las recibe!


miércoles, 26 de mayo de 2010

Oda a la justicia



Entre muchos de los conceptos abstractos que aturden nuestra existencia, casi siempre tan concreta y objetiva, la justicia es, sin duda, uno de los más discutidos en cualquier ámbito o foro.

Recuerdo que, desde mi más tierna infancia, me obsesionaba reivindicar lo justo frente a lo que no lo era; entonces todo era más simple y mi concepto de justicia se limitaba a: " no es justo que no me dejen ir a jugar a la calle y a la vecina sí "o " no es justo que no me dejen ver los dibujos esta tarde".

El primer héroe justiciero que recuerdo era un pollito negro llamado Calimero que con su cáscara blanca en la cabeza iba por el mundo quejándose de lo injustos que eran los mayores porque no le comprendían. Más adelante, personajes como Robin Hood, el Zorro, Ivanhoe y demás justicieros me animaron a implicarme en tan loable lucha : la de la defensa de lo que era justo.

Con los años y la experiencia, uno llega a la conclusión de que estas ideas tan necesarias para ordenar nuestra caótica realidad no son otra cosa que eso, ideas y, en muchas ocasiones verdaderas utopías que la humanidad persigue desde tiempos remotos y que, además, a menudo han sido origen de disputas o, lo que es peor, de guerras, que por solucionar unas injusticias generaban otras, convirtiendo una honrosa empresa en una violación de lo que precisamente se pretendía defender.

La simplicidad maniqueísta con la que juzgaba de niña ( las cosas eran blancas o negras, buenas o malas, etc.) se convirtió en una argumentación tan compleja que me dejé enredar por la confusa relatividad que, a su vez, me condujo al inevitable escepticismo.

Actualmente, si bien sigo dándole vueltas y, de algún modo, defendiendo en mi entorno más inmediato la necesidad de sopesar nuestras decisiones y nuestros juicios de valor, sé que esa mujer con los ojos vendados no puede huir totalmente de la subjetividad propia de los seres humanos y satisfacer a todos.

A veces nos enfadamos e indignamos, con más o menos razón, porque lo que vemos no nos parece justo y nos da rabia que el resto de personas no lo vea como nosotros; sin embargo, esa balanza se decanta hacia el lado que no queremos y ya está, no podemos más que patalear y desfogarnos para, luego, resignarnos. Supongo que nos convertimos en "Calimeros" y, al final, nos conformamos con un abrazo de mamá gallina que nos consuela de nuestra infructuosa lucha por un mundo mejor donde reinen la igualdad y la justicia, aunque sean sordas y ciegas.


lunes, 17 de mayo de 2010

Altramuces



En la vida de cada persona los afectos van y vienen. Sólo unos pocos perduran, eso sí, si los cuidamos; y los más incondicionales son , sin duda, los que nos unen a nuestros progenitores.

Hoy hace dos años que murió mi padre y, entre lo de la victoria del Barça (del que era seguidor fiel) y la visita del sábado al Tibidabo, no dejo de acordarme de él.

No era un hombre perfecto y, a menudo, cometía mil y un errores, pero como tan solo se tiene un padre, pues qué le voy a hacer, lo echo de menos.

Cuando era más joven chocaba mucho con él, no estaba de acuerdo con sus actitudes y me indignaba su mal genio. Con el tiempo nos hicimos más viejos los dos y aprendimos a respetarnos a pesar de nuestros defectos ( tal vez nos cansamos de tanta lucha infructuosa por no dar el brazo a torcer).

Hoy ha amanecido el día con un sol radiante y primaveral que parece prometer la vida eterna, y me he percatado de que lo importante es conservar el recuerdo de que nuestro padre nos quiso, aunque se confundiera en la forma de demostrárnoslo.

Yo, por si acaso, cada vez intento dar más muestras de cariño a los míos y abrazarlos para sentir su calor y transmitirles que necesito que me acompañen por muchos años.

Y, mientras escribo esta entrada, estoy comiendo altramuces y recordando que mi padre siempre los compraba cuando iba al mercado, era el rey del picoteo y no podía resistirse a la tentaciones gastronómicas que se cruzaban por su camino.

¡Un saludo, viejo cascarrabias!

sábado, 15 de mayo de 2010

Tibidabo




Hoy me he despertado con una inquietud que no sentía desde mi más tierna infancia: "si llueve no podremos ir al Tibidabo"; y, antes de desayunar, he abierto la balconera y me ha sonreído un sol que pedía permiso a las nubes para salir.



Esta vez yo era la adulta que acompañaba a unos niños en su primera excursión al parque de atracciones más emblemático de Barcelona y no he podido evitar recordar esos domingos en los que mis padres decidían pasar el día en el Tibidabo. Durante un tiempo, mi hermana mayor era voluntaria de la Cruz Roja en el servicio médico del parque y la visitábamos entre atracción y atracción. De repente, aparecía mi padre con largas tiras de tiquets que prometían miles de risas y emociones -él nunca reparaba en gastos, todo lo hacía a lo grande.



Entre helados, palomitas y algodón de azúcar visitábamos castillos de hadas, trenes voladores y barcos pirata; en el museo de los autómatas podíamos conocer nuestro futuro con la gitana adivina, y en el palacio de los espejos nos descubríamos enanos o gigantes para luego perdernos en el laberinto de cristal.



Cuando somos mayores, a menudo olvidamos la maravillosa sensación de la felicidad pura y simple de los niños, pero hoy, en la cesta de la noria, unos ojos infantiles me la han contagiado.



¡Ojalá no perdiéramos esa fabulosa capacidad de entusiasmo!



Para rematar este "revival", al llegar a casa y poner la televisión he vuelto a ver por enésima vez el clásico de Hollywood "Mujercitas".



Creo que hasta se me ha alisado el cutis con tanta regresión...

viernes, 7 de mayo de 2010

El "mardito" estrés




Mientras se me seca la laca de uñas he decidido escribir en este pobre blog olvidado. No encuentro tiempo para asomarme a esta ventana amiga. Me temo que soy una de tantas personas estresadas por el ritmo frenético que demanda nuestra sociedad moderna. Sí, ésta es otra de las muchas páginas que se dedican al eternamente vapuleado estrés.



Sin embargo, dejando aparte que parece ser que me he convertido en una de sus numerosas víctimas y mi cuerpo me lo recuerda continuamente, estoy un poco harta de las típicas quejas de mis congéneres sobre este tema.



Sin duda, la actual crisis económica mundial nos exige más energía y entrega en todo lo que hacemos, pero esto es lo que tiene la lucha por la supervivencia y, en muchas ocasiones, el estrés nos hace estar alerta para salvar el tipo. Todas las especies del planeta experimentan esta tensión si pretenden sobrevivir, es parte del precio que pagamos por disfrutar la aventura de salir cada día al mundo.



Y qué me decís del placer que supone arañar unos instantes de paz a la vorágine cotidiana. Tal vez no valoraríamos tanto la placidez si no tuviéramos momentos acelerados.



En todo caso, me parece que lo más inteligente es aprovechar la calma y esperar que el maldito estrés no nos gane la batalla.



Bueno, voy a seguir con los preparativos para el acto al que debo acudir en una hora e intentaré maquillar las huellas que mi colega, el estrés, ha dejado en mi rostro ( he comprado una ampollita que dicen que hace milagros)...


viernes, 30 de abril de 2010

La caja de música


Salí del trabajo con esa sensación prometedora de todas las tardes de viernes.

Decidí aprovechar el buen tiempo para comprar algunas cosillas por el centro antes de llegar a casa. Buscaba, sobretodo, un regalo muy especial para festejar el primer cumpleaños de mi ahijada; hace unos días le compré un pequeño colgante con su inicial y pensé que sería buena idea que la guardara en una de esas cajas de música donde se guardan los tesoros y los secretos de nuestra niñez.

Pues bien, he vivido una verdadera odisea hasta dar con ella ¡Parece mentira que en una gran ciudad sea tan costoso hallar una simple caja de música! Pero cuando ya casi iba a rendirme (hoy se me había ocurrido ponerme tacones y mi maltrecho esqueleto cada vez los aguanta menos), una dependienta amable, como el Tiresias de Ulises, me ha señalado una pequeña tienda de juguetes antiguos que ha resultado ser mi Ítaca particular.

Al entrar, una cara amable me ha conducido a la ansiada estantería donde me esperaban cajas de múltiples colores y músicas variadas, y he escogido una en la que aparecía un hada que giraba al son de una bella melodía; por un momento, casi beso el suelo del establecimiento que en mi fuero interno se había convertido ya en una especie de oasis para la infancia perdida.

jueves, 22 de abril de 2010

Mi mar


Nacer cerca del mar y vivir en una ciudad donde se respira su aroma nos condiciona más de lo que percibimos a simple vista. El rumor de las olas al morir en la arena de la playa forma parte de la banda sonora de nuestra vida.

Desde mi más tierna infancia el mar ha sido un amigo incondicional; primero, en esos domingos playeros, cuando me recuperaba del revolcón de una ola traviesa comiendo un polo de limón que compraba mi padre al hombre de los helados; después, luciendo biquini con las amigas embadurnadas de aceite de coco; también, en algunos viajes a otros lugares donde siempre veía, en definitiva, un mismo horizonte azul.

El mar recibe muchos nombres, el mío es el de Serrat, el Mediterráneo, pero en realidad es uno sólo y de ahí proviene su grandeza.

En estos últimos días se ha convertido en un buen compañero de fatigas y su presencia ha aliviado unos momentos duros, por este motivo he querido dedicarle esta entrada a mi fiel y respetado amigo.

Y, ya puestos a dar las gracias (este blog cada día se parece más a una entrega de los Oscar con tantos agradecimientos), envío un beso a esos otros mares más chiquititos que me han mecido en sus limpias aguas de cariño...

sábado, 17 de abril de 2010

La calderilla mágica


Varias escuelas filosóficas, muchas religiones y gran parte de las personas que conozco defienden la existencia de señales divinas, o en todo caso esotéricas, que infunden cierta lógica al caos del Universo y al devenir de nuestros días.


Hace tiempo que mi experiencia vital me convenció de lo absurdas que son las cosas y de que la ampulosa idea, tan trillada, de la justicia universal no es más que un consuelo socorrido por tantos seres humanos que intentan poner orden a lo que les rodea. Eso me creó un conflicto interno sobre el sentido del bien y del mal que me tuvo dudando sobre si valía la pena intentar ser buena gente o no. Al final, decidí que no me sentaba bien desear el mal a nadie, por más justo que fuera, ni esperar más compensaciones a mis buenas acciones que la tranquilidad interior que me proporcionaba el sentirme bien conmigo misma.


Sin embargo, no he conseguido desprenderme por completo de ese afán de ver señales misteriosas por doquier y ayer, cuando un taxista me devolvió diez euros en calderilla porque no tenía un billete, pensé que se debía a que durante toda esta semana he estado buscando monedas para tomar cafés en las máquinas de las salas de espera del hospital donde he estado cuidando a mi hermana enferma.


No puedo evitar sonreírme ante el aspecto cutre de esta "señal" porque cuando me tomo en serio no me soporto a mí misma.


viernes, 9 de abril de 2010

¡Gracias!



Ha sido un largo y frío invierno, un invierno que me ha mantenido aislada del mundanal ruido. Pero el ciclo de la vida -como cantaban en El rey león- nos sorprende con una hermosa primavera que , además, será más verde que nunca por la sempiterna lluvia que ha caído estos días.


Durante estos dos últimos meses, mientras la vida de los otros continuaba afuera, yo la veía a través de mi ventana concentrándome en cada respiración sin comprender por qué el aire no fluía como antes.


Una noche de finales de enero, mi amigo Xesco decidió abrir una nueva ventana para que no me perdiera entre ahogos y suspiros y, sin más pretensión que la de animar a una "pobre asmática en apuros", empezó mi andadura por el ciberespacio en forma de blog, convertiéndose inesperadamente en una medicina para combatir el aislamiento involuntario al que me sometía esta pesada enfermedad.


Hoy me he sorprendido al ver que ya he tenido mil visitas y por eso quiero agradecer a los amigos conocidos y también a los amigos desconocidos( ¡qué curiosa paradoja! ) que se hayan asomado a mi ventana para ventilar mis malos aires.


¡GRACIAS!

lunes, 5 de abril de 2010

El Día de la Mona





Por circunstancias diversas, la vida me ha negado algunas experiencias bastante comunes para el resto de los mortales -no las citaré porque no me va el victimismo y me lo tomo con cierta conformidad-; sin embargo, hoy he experimentado mi primer día de la Mona con ahijada y ha sido un maravilloso regalo proporcionado por mi gran amiga Aurora (bueno, vale, Josep también puso algo de "sus partes") .



Emma nació un domingo soleado de mayo y sus padres me propusieron ser su padrina cuando ya pensaba que sería otro rol que no me tocaría representar. En Cataluña, este ofrecimiento supone un gesto de confianza muy importante y, entre otros menesteres, el padrino se encarga de regalar el lunes de la Pascua un pastel con huevos de chocolate y adornado con plumas y pollitos. Así que hoy he sido una más de los que celebran este día y por unos momentos me he sentido a gusto participando de los rituales de mi comunidad, algo poco frecuente para una persona como yo.



Si la vida ya es un regalo en sí misma, estas experiencias son el envoltorio maravilloso que provoca una especial emoción antes de abrir el paquete.

miércoles, 31 de marzo de 2010

La civilización castrante



Estoy intentando convencer a mi gata, y de paso a mí misma, de las bondades de la civilización. Pero es complicado hablar con un animal nacido para trepar, cazar y ser libre mientras lleva una campana de plástico para impedir que lama los puntos de una operación que anulará sus posibilidades de reproducirse.


Es el precio que debe pagar por vivir dentro de las comodidades que nos ofrece esta sociedad. Cuando la recogí de la calle intentando ofrecerle una oportunidad de supervivencia ante los duros inviernos y los estómagos vacíos, ya supe que tendría que esterilizarla, por lo de las molestias del celo, etc. Por otra parte, no creo que sea agradable sentir la llamada de la selva y encontrar los barrotes de una jaula de cristal.


Puede parecer un alto coste, sin embargo, todos los que vivimos en este lado del mundo, el de los ricos, lo pagamos sin pensar en otras posibilidades.No voy a caer en la trampa new age de creer que la madre naturaleza es la buena y la civilización el origen de todo mal, porque no es cierto en absoluto, la naturaleza está por encima de las consideraciones morales que el ser humano ha creado, no en vano estaba antes que él en el universo. Y, a menudo, me congratulo de todos los avances éticos que la cultura, fruto esencial de la civilización, ha llevado a cabo para compensar las injusticias de la madre naturaleza. No olvidemos que la propia selección natural, que Darwin descubrió, ya implica la desaparición del más débil frente a la supremacía del ejemplar fuerte. Por ejemplo, gracias a la civilización una miope de nacimiento como yo ha sobrevivido en estos tiempos en condiciones aceptables, y todo porque he nacido en un lugar y en una época adecuados.


Sin lugar a dudas, este razonamiento tan personal no le sirve en absoluto a un felino doméstico que va dando tumbos, desorientado, sin comprender aquello tan consabido y que tanto nos han repetido: "¡es por tu bien!".


¡Bienvenida a la civilización, Ninoshka! (Aunque sea castrante...)

domingo, 28 de marzo de 2010

¿Qué pasa con Cuenca?



A principios de los noventa vi una película cuyo protagonista , interpretado por Coque Malla, manifestaba que aunque siempre había querido viajar a Cuenca no había manera de conseguirlo. El filme, por otra parte, termina con el personaje partiendo hacia la bella ciudad de las casas colgantes. Pues bien, algo debe pasar con Cuenca porque he conocido a varias personas con parecidas dificultades para visitarla.


Una de esas personas fui yo misma que, incluso cuando lo conseguí en el 99, tuve más de un impedimento por el camino. Proyecté varias veces diferentes viajes para visitar esta ciudad y otras tantas se abortaron por diversos motivos: una opción mejor, problemas de transporte, discusión con los que serían mis compañeros de viaje, etc.. Este destino se convirtió en un reto y decidí luchar contra los funestos hados como hizo Ulises para llegar a Ítaca.


Y lo conseguí, eso sí con dos dedos rotos del pie y por tanto coja, lo que condujo a que los paseos por las calles adoquinadas del casco antiguo fueran de lo más peligroso para mi integridad física. Mi compañera de viaje,Aurora, sufrió más que si estuviera viendo a un funambulista a punto de perder equilibrio continuamente y, con toda probabilidad, deseó más de una vez que, de nuevo, este destino turístico maldito se hubiese gafado.


Lo más curioso es que el mismo día de llegada coincidía con un anunciado eclipse de sol de aquellos que pronostican el fin del mundo, y yo pensaba: "¿Se acabará el mundo con tal de que no vea Cuenca? Tampoco hay que exagerar ¿no?"


Bueno, en fin, parece ser que uno siempre consigue ir a Cuenca a pesar de todos los escollos que le amenazan y así se lo hice saber a mi buen amigo C. que esta Semana Santa pensaba visitarla pero algo ha pasado que no va a poder ser...


¿Qué pasa con Cuenca?

viernes, 26 de marzo de 2010

Aprender



Cuando hoy, por fin, me he sacudido la pereza y he decidido abrir mi blog(aunque realmente no me sentía inspirada para escribir una nueva entrada), me he puesto a leer los comentarios que algunos me dejáis. De repente, los de Francisco Torrents han despertado a la inoperante musa que me tenía abandonada. ¿Por qué? Pues porque usted o, mejor dicho, tú -los compañeros blogueros nos tuteamos ¿no?- eres una de esas personas que no tiene miedo a lo nuevo, me explico: mientras otros, como yo misma, nos bloqueamos ante cualquier novedad de tipo tecnológico y sufrimos espasmos cuando escuchamos que si "mp3", "mp4","iphone", "ipod" y otras leches en vinagre, tú siempre te has interesado por aprender todo lo que el siglo XXI está aportando a la humanidad, incluyendo este invento del "blog".


Aún me acuerdo de lo fascinada que me dejabas de adolescente, cuando iba a casa de mi amiga Aurora y me enseñabas los últimos cd's que te habías comprado; mientras mis padres y otros miembros de tu generación no pasaban de Los panchos o Manolo Escobar tú escuchabas pop inglés y rock americano del mejor, clásico y del momento.


Hace tiempo observo que existen dos tipos de personas: los que se conforman con lo aprendido y los que se conforman con aprender cada día un poco más y, sin duda, tú eres de los segundos y me gustaría hacerme mayor con esas ganas de saber más de lo que hoy sé.


Como sé que te gustan mucho las fotos de transportes te incluyo la de este tranvía lisboeta que tomé desde oootrooo tranvía lisboeta.


Una abraçada, senyor Torrents!

sábado, 20 de marzo de 2010

El "inamigo"


En castellano el antónimo de amigo es enemigo, pero estas dos palabras no recogen exactamente todos los matices que en la vida uno aprecia sobre el verdadero sentido de la amistad.

A veces pienso que hay tantos tipos de amigos como personas existen, por este motivo siempre añadimos complementos: amigos de juerga, amigos íntimos, amigos del trabajo, amigos para viajar, amigos de la infancia, amigos del "insti" o de la "uni",... Aunque, sin temor a equivocarme, la expresión al respecto que más utilizamos es la rotunda "amigo de verdad" con la que se nos llena la boca en determinadas situaciones y de la que renegamos algunas veces en las que esta "verdad" se convierte en una estafa.

No obstante, no entiendo por qué un amigo debe convertirse en enemigo el resto de nuestras vidas, con las connotaciones negativas que tiene este concepto: rencor, odio, malos recuerdos,... Además, algunos no nos podemos permitir experimentar este tipo de sensaciones tan destructivas -yo, personalmente, siempre somatizo los malos rollos y se me transtorna el cuerpo más de la cuenta, de modo que el odio me va mal para la salud- e infructuosas porque ¿qué se gana con darle vueltas y vueltas a lo que te hizo esa persona que bajó de tu vagón vital bien porque no quiso seguir siendo tu compañero de viaje, bien porque lo invitaste a apearse tú mismo? La respuesta es sencilla: NADA, porque tras el natural desahogo, uno recurre al consuelo de que menos mal que aún me quedan amigos de verdad...y todo vuelve a empezar.

En el cibermundo se utiliza mucho un palabro inglés,"unfriend", que podría describir algo mejor a ese amigo al que decides apartar porque no te apetece seguir relacionándote con él por determinados motivos , y no por eso pasa a ser tu enemigo en la batalla de la vida. Tal vez en español iría bien incorporar un término semejante, por ejemplo "inamigo" que no tiene la acritud de enemigo y , por otra parte, se aproxima más a la idea que necesitamos expresar.

¡Buen viaje, inamigos!

domingo, 14 de marzo de 2010

El buen perdedor


Ganar o perder, todo es posible en el juego de la vida. Algunos se conforman con jugar dignamente y mueven sus cartas con inteligencia, incluso cuando en el reparto inicial no les hayan dado demasiados triunfos. Cuando empieza la partida todos queremos ganar pero sólo habrá un vencedor, el resto de los jugadores tendrán que encajar el fracaso y perder con dignidad esperando que la próxima partida les dé otra oportunidad de victoria.

Siempre admiramos al ganador, sobretodo cuando lo hace con cierta dosis de humidad; sin embargo, desde pequeña, me fascinó la figura de aquél que sabe perder con elegancia y fuerza, y que se marcha con una sonrisa breve y agridulce dibujada en su rostro.

Los buenos perdedores se alejan solitarios por una calle gris, en un día lluvioso y frío, y sus siluetas se desvanecen entre las sombras...

miércoles, 10 de marzo de 2010

Jane Austen


Acabo de ver una película sobre los últimos años de Jane Austen.

Hace muchos años, cayó en mis manos Orgullo y perjuicio y ya no pude dar vuelta atrás, me rendí a la sutil ironía y al romanticismo costumbrista de esta escritora. Me reconozco como una más de las seguidoras de la Austen y de vez en cuando necesito releer alguna de sus obras.

Sin embargo, hoy me he visto reflejada más en la autora que en cualquiera de sus heroínas, tal vez sea por la edad, ya no soy una candorosa a la par que inteligente jovencita. Ahora me identifico más con esa solterona que se enfrenta a la incomprensión que despierta su elección de no contraer matrimonio para defender su libertad, a pesar de intuir que el precio de esa libertad sería caro -la soledad emocional y económica no es fácil de sobrellevar, ni siquiera en el siglo XXI -.

jueves, 4 de marzo de 2010

La elegancia


No hay discusión más infructuosa que la del "buen gusto". Tras el consabido intercambio de argumentos a favor o en contra de determinados conceptos estéticos, uno llega a la conclusión de la imposibilidad de convencer al contrario de que su opción es la más válida. Y, por supuesto, alguien dice aquello de " para gustos, los colores" o " sobre gustos no hay disputas". Pero, bueno, aunque supongo que existen ciertos parámetros unificadores lo que más me interesa de este fenómeno de opinión es la certeza de que algunas personas poseen un "je ne sais quoi" ( más glamuroso que un "no sé qué") que las convierte en exponentes de la elegancia.

Pero ¿qué es la elegancia? ( ¿otro debate? No, gracias) Se podría definir desde muchos aspectos: un traje, un peinado, unos gestos...Sin embargo, según mi parecer, la elegancia es una cuestión de actitud.A mí me impresiona la elegancia del que sabe perder - en el juego y en la vida-; la de aquel que sonríe ante un golpe de mala suerte; la del que cede el asiento en el bus a alguien que lo necesita más; la del que saluda con igual respeto a la señora de la limpieza que al jefe y, en definitiva, me parece muy elegante la persona que tiene la maravillosa costumbre de ser bueno desde la discreción. ¿ Y qué me decís de la elegancia del sabio cuando reconoce que todavía le queda mucho por aprender?

Realmente, aunque siempre es agradable que a uno le digan que tiene estilo ( sobretodo cuando lleva un jersey de seis euros comprado en el mercadillo) lo que de verdad deberíamos trabajar es en esta actitud de elegancia que convierte un Armani en una lechuga iceberg, por ejemplo - y sin faltar ni al uno ni a la otra-.

Y que conste que no renunciaré,a pesar de lo dicho,a mis desayunos de fin de semana en la cama y con mi revista de moda mensual.

domingo, 28 de febrero de 2010

Blancanieves en el bosque


Aunque mi estado de salud va mejorando, mi vida social todavía se encuentra bajo mínimos. Cuando nos falta aire para respirar es complicado hablar y más aún reír a carcajadas, como tanto me gusta, de modo que estar con mis amigos se convierte en algo dífícil porque con ellos no puedo estar más de cinco minutos sin encontrar el lado cómico a todo, incluso a nuestras desgracias. Por eso, a veces, no puedo quedar con ellos, muy a mi pesar. Pero lo sigo intentando.

El sentido del humor ha sido el prícipe azul que me ha salvado de todas mis cuitas y desdichas , y espero que no me abandone a pesar de que no me sea fácil exteriorizarlo. Por lo pronto, este domingo de febrero, me encuentro en mi casita, rodeada de mis criaturas del bosque, escribiendo esta entrada mientras mi gata acecha maliciosamente a mi periquita y mi conejo da vueltas a mi alrededor para que le dé una golosina, realmente, parezco Blancanieves...

martes, 23 de febrero de 2010

Aurora



La vida -que tantas cosas me ha estafado- me regaló hace muchos años el conocimiento de la verdadera amistad y me siento por ello una privilegiada. Por eso, muchas veces detengo la típica retahíla, tan humana, de quejas sistemáticas justo cuando pienso en esta gran suerte.


Tendría unos cinco años cuando llegó una niña nueva al parvulario, me acerqué a ella y nos pusimos a jugar, desde entonces, y aunque el transcurrir de los años nos ha conducido por diferentes derroteros, no entiendo mi pequeña existencia sin ella. De hecho, si a veces me parece más grande es gracias a mi Aurora (no quisiera ponerme muy cursi, pero su nombre es paradigmático porque siempre viene a rescatarme de mis largas y tormentosas noches). Con ella y por ella he vivido las experiencias que otros me han negado y , además, su amistad me ha convertido en buena amiga también de otras personas que se han subido a mi vagón de este tren de la vida para compartir este apasionante viaje.

viernes, 19 de febrero de 2010

"Día-calamidades"



Pronto estrenarán un nuevo culebrón televisivo, se titula algo así como "Bella calamidades", y comienzo así mi entrada porque hoy he tenido un día de esos en que, sin ánimo de melodramas baratos, me atacan ciertos duendecillos maliciosos para ponerme la zancadilla con la intención de abatir mi ya maltrecha moral.


¿Quién no tiene un "día-calamidades" de vez en cuando ? Y no me refiero a una jornada trágica, no, esto son palabras mayores y no quisiera salpicaros de sangre, sudor y lágrimas -¡bastantes dramas ya nos asaltan sin llamarlos!-, más bien me limitaré a destacar esas molestas anécdotas que te hacen poner los ojos en blanco y maldecir a algún antepasado ajeno o propio.


Para empezar, ha amanecido lloviendo y me he olvidado el paraguas en el tren -una de tantas donaciones debidas a mi habitual despiste-, a continuación, la jornada laboral de este viernes ha estado jalonada por más de un incidente, gajes del oficio pero con más mal rollo de lo habitual; cuando por fin decido relajarme con un café aguado de la máquina, se me derrama enterito antes de dar el primer sorbo; podría seguir con pequeños detalles "tocapelotas" del tipo: justo al llegar a la parada se va mi bus o el último bocado de donut se cae al suelo, sin embargo, teniendo en cuenta que la Tierra es un balón azulado cuando la observas desde el Meteosat, y no te digo nada si la pones al lado de un planeta gigante de otra galaxia llamado Arturo ¿quién demonios puede sentirse perseguido por la mala suerte cuando su existencia es, prácticamente, un insignificante grano de arena en una inmensa playa?
A esta actitud se la podría denominar: positivismo por simple humildad.

domingo, 14 de febrero de 2010

Superstición


Dicen que la superstición es el alimento de la ignorancia , o sea que lo que voy a confesar a continuación me va a convertir en un ser de intelecto cuestionable, pero qué le voy a hacer.

Ayer comentaba con unos amigos que hace un año aproximadamente me cambié la "i" latina de mi nombre por una "y"griega por una razón bastante absurda: en catalán, "mai te" significa "nunca tiene" y pensé que tal vez por esa razón yo nunca tenía de nada.

Sí, ya sé, ¡yo que me creía una mente racional no soy más que una pobre mujer buscando explicaciones en los lugares remotos del mito y de la leyenda!

Lo más curioso -y quizá sea por mi asumida condición de "ra-ra"con la que iniciaba este blog- es que mi color favorito es el amarillo y tengo una gata negra desde hace dieciséis años...

jueves, 11 de febrero de 2010

La salud tiene un precio


Tengo la gran suerte de haber nacido en un país donde gozamos de libertades y derechos que en otros lugares de este planeta ni siquiera saben que existen; sin embargo, es difícil alcanzar la perfección y ayer viví una experiencia que me indignó bastante: tras casi tres años en lista de espera por fin operaban a mi madre de una rodilla para intentar eliminar los dolores que le provoca una artrosis degenerativa y poder tener una mejor calidad de vida, pero, sorprendentemente, media hora antes de bajar al quirófano, nos dicen que se han suspendido todas las operaciones por saturación en la UVI. Otra vez a la espera de que haya un hueco para operarla. Es en estos momentos en los que uno quisiera tener una posición económica floreciente para poder recurrir a la sanidad privada. Sí, ya sé que en la Seguridad Social hay muy buenos médicos, etc. pero mi madre tiene ochenta años y ¡no sé a qué demonios esperan para ayudarla con su enfermedad!

Perseguir utopías es necesario para acercarse lo más posible a ellas, sin embargo, a veces es desalentador que, incluso en los países más avanzados de nuestro mundo, la igualdad de derechos y de condiciones de vida brille por su ausencia.

Supongo que me toca más la fibra porque se trata de mi madre -y madre no hay más que una- y sus dolores son los míos...

viernes, 5 de febrero de 2010

Tabaco



Desde que estoy enferma a causa de una alergia a no sé qué demonios de antígeno invisible no paro de oír la muletilla de los que no saben qué decirte :"deja de fumar"; lo más gracioso es que no podría fumar aunque quisiera, mis pulmones rechazan el tabaco y lo que no han podido hacer todas las prohibiciones del mundo lo han conseguido estos bichitos microscópicos.


Aun así, parece ser que los fumadores se enferman exclusivamente a causa del tabaco, es decir, si a un niño le diagnostican asma la causa de su enfermedad es una alergia a los ácaros del polvo; mientras que si un fumador tiene asma es por el tabaco. Y no es que quiera defender este vicio del cual estoy intentando deshacerme, pero me gustaría que reinara el sentido común de vez en cuando y, aunque es bien cierto que el tabaco es perjudicial y agrava los síntomas, hay otros factores que provocan enfermedades varias o, si no, solamente enfermaríamos los fumadores y no es el caso, por desgracia.
En todas las épocas ha habido persecuciones, colectivos marginados e injusticias que surgen por luchar en contra de otras injusticias; así pues, por proteger los derechos de los no fumadores que, dicho sea de paso tienen toda la razón en reivindicar una actitud de respeto, se trata con cierto desprecio y una gran dosis de paternalismo barato a las personas que tienen esta adicción hasta el punto de hacerles pensar que todos sus males se deben a ese pitillo que se fuman después de comer.
No es demagogia, insisto, estoy intentando abandonarlo y no es el mejor momento para defender los derechos de los fumadores, pero no quiero convertirme en otro integrista que va diciendo a los demás lo que tienen que hacer simplemente porque ellos crean estar en posesión de la fuerza y la razón.

miércoles, 3 de febrero de 2010

¡Ácarosssssss, el enemigo invisible!



Acabo de hablar con mi "más mejor amiga "Aurora y, como hacen los "más mejores amigos", se preocupa por mi salud y sufre por no verme bien. Descubrió por casualidad este blog y flipó en colores porque no podía creer que una negada como yo para los temas tecnológicos, estuviera entrando por fin en el siglo XXI. Y toda la culpa es de mi sistema inmunológico que se ha vuelto loco y está creando alergias a agentes externos tan inofensivos como mi gatita Ninoshka o mis queridos libros -que para mi neumóloga son unos malvados depósitos de ácaros-.



Realmente, esta enfermedad, con unos orígenes tan absurdos, es digna de mí. Pero no voy a seguir frivolizando, cualquier enfermedad es una tragedia, más o menos grande, contra la que deben luchar muchas personas que conozco y a las que ,desde aquí, les mando ánimos.

domingo, 31 de enero de 2010

Vicente Ferrer


Parece ser que por fin puede obtener el Nobel de la Paz este héroe de nuestros tiempos. Vicente Ferrer murió el día de mi cumpleaños del año pasado. Mientras yo me torturaba por el implacable paso del tiempo y las huellas que dejaba en mi cuerpo, vi por televisión la noticia de su muerte y, nuevamente, me percaté de la banalidad que llena la vida de tantos seres que no ven más allá de su ombligo. Algunos de esos seres buscan alguna clase de protagonismo a lo largo de sus días -por ejemplo creando un blog-, y sólo ciertas personas entregan su vida a que la justicia sea la verdadera protagonista de los días de los otros. Pero esta justicia es tan ciega que estos héroes no son reconocidos como sería "justo".

Hace tiempo que sé que no siempre uno recoge lo que siembra, sin embargo me consuela que, aunque tarde, Vicente Ferrer sea reconocido como lo que fue: un hombre que pasó por este mundo moviéndose entre los conceptos más elevados que la humanidad ha creado.

sábado, 30 de enero de 2010

Mi verano en Lisboa







Estas son las imágenes de mi verano en Lisboa.