Murió hace pocos días en una habitación de hospital con la compañía de unos sobrinos que no quisieron dejarlo solo en sus últimos momentos. No tenía hijos ni mucha gente que lo apreciara, y a su funeral asistieron pocas personas. Como única herencia nos dejó a su perrita Fosca que lo acompañó hasta el final de sus días y un piso de alquiler antiguo lleno de recuerdos y de trastos viejos.
Escribo esta entrada dedicada a él porque creo que cualquier ser humano se merece un recuerdo especial y, yo, su ahijada y sobrina, me despido de él dándole las gracias por los momentos compartidos y porque, con su muerte, me ha vuelto a recordar lo efímera que es la vida y lo importante que es cada día que empieza aunque parezca que no podamos levantarnos.
"Adéu, tiet Paco!"
Buenos días Mayte:
ResponderEliminarLa rueda de la vida que gira y gira... . Hay personas que se mantienen independientes, sin ganas de hacer concesiones, que por su conducta no social son tachados de raros, o no generan aprecio, pero ese es el precio que hay que pagar muchas veces para vivir conforme a tus propias convicciones. No sé si ese era el caso de tu tío, que se ha ido ligerito de carga y acompañado por sus leales que son los que importan. A fin de cuentas, las pompas fúnebres también son reflejo de todo lo anterior. Un beso Mayte y ánimo.
Lo siento Mayte. No importa cuánta gente te rodea sino la calidad y el respeto que muestra quien lo hace y el ser despedido con dignidad. Seguro que se fué contento con tu comportamiento hacia él.
ResponderEliminar¡Gracias, Anna y Elisa!
ResponderEliminar¡Os deseo un Feliz Año Nuevo cargadito de buen rollo, de palabras entrañables y de risas1
Un abrazo