lunes, 17 de mayo de 2010

Altramuces



En la vida de cada persona los afectos van y vienen. Sólo unos pocos perduran, eso sí, si los cuidamos; y los más incondicionales son , sin duda, los que nos unen a nuestros progenitores.

Hoy hace dos años que murió mi padre y, entre lo de la victoria del Barça (del que era seguidor fiel) y la visita del sábado al Tibidabo, no dejo de acordarme de él.

No era un hombre perfecto y, a menudo, cometía mil y un errores, pero como tan solo se tiene un padre, pues qué le voy a hacer, lo echo de menos.

Cuando era más joven chocaba mucho con él, no estaba de acuerdo con sus actitudes y me indignaba su mal genio. Con el tiempo nos hicimos más viejos los dos y aprendimos a respetarnos a pesar de nuestros defectos ( tal vez nos cansamos de tanta lucha infructuosa por no dar el brazo a torcer).

Hoy ha amanecido el día con un sol radiante y primaveral que parece prometer la vida eterna, y me he percatado de que lo importante es conservar el recuerdo de que nuestro padre nos quiso, aunque se confundiera en la forma de demostrárnoslo.

Yo, por si acaso, cada vez intento dar más muestras de cariño a los míos y abrazarlos para sentir su calor y transmitirles que necesito que me acompañen por muchos años.

Y, mientras escribo esta entrada, estoy comiendo altramuces y recordando que mi padre siempre los compraba cuando iba al mercado, era el rey del picoteo y no podía resistirse a la tentaciones gastronómicas que se cruzaban por su camino.

¡Un saludo, viejo cascarrabias!

4 comentarios:

  1. Hola cariño,hoy ha sido un día duro para todos nosotros y es cierto cada uno a nuestra manera recordamos episodios que vivimos con nuestro padre,la lucha que existe siempre entre generaciones,a mi por ser la mayor me tocó vivir una época de él que como hombre era muy"moro"y aúnque hubieron situaciones más duras no puedo dejar de acordarme la lucha que yo tenía para que me dejara cortar el pelo,siempre quería que llevara el pelo largo,y que razón tienes cuando recuerdas ese desespero que tenía por todo lo que era comida,nunca tenía un "no"para cualquier capricho que tuvierámos con eso.Era muy feliz organizando banquetes y comilonas(para poder sacar a la mama para ir algún sitio teníamos que chantagearlo diciendo que luego le llevarñiamos a tal sitio),quiero quedarme recordándo que a tenido locura por sus hijos y se ha desvivido por nosotros.A "su Mayte" era locura lo que la quería,viniste tan de sorpresa,que fué para él una ilusión inesperada y volvió a ser aquel niño grande que creo que en realidad era nuestro padre.Parece mentira que con todo lo que tuve que pelear con él,no puedo dejar de recordarlo absolutamente todos los días!!!AY BLASICO¡¡¡MUCHOS BESOS

    ResponderEliminar
  2. Hola bellas damas. Quisiera unirme a este maravilloso y entrañable homenaje a un padre que como yo tampoco podemos abrazar. Es complicado hacerse la idea de que alguien falta aunque tenga sus manías y sus virtudes. Dicen que el mundo está lleno de imperfecciones y nosotros mismos somos los mejores ejemplos. Pero, queridas mías y no quiero poneros tristes, aprovechad que tenéis a una madre para darle unos buenos abrazos y unos cariñosos achuchones, porque llega un día que desaparece de nuestro vocabulario las primeras palabras que aprendemos: mama y papa y duele no poder decirlas nunca más..., joder. Bueno, me pasáis unos altramuces, que dicen que las penas compartidas son menos. Besos.

    ResponderEliminar
  3. Muchos besos y recuerdos también de mi parte para el "Señor Blas", como siempre le llamé. Y un abrazo enorme para mi Mayte que, aunque siempre tuvo sus más y sus menos con su padre, es suficientemente sabia como para recordar preferentemente lo bueno de él, infravalorando lo menos bueno. Así se vive mejor. Nunca olvidaré lo que hiciste el día que enterraron a tu padre, cuando yo no sabía si el mío sobreviviría o no. Tu compañía en un momento asi no tuvo precio. Muchos besos, AMIGA.

    ResponderEliminar
  4. ¡Comamos altramuces!(aunque después nuestros estómagos necesiten un vichy...)

    ResponderEliminar