lunes, 31 de diciembre de 2012

"Adéu, tiet!"


En este día de despedida de un año que acaba con demasiadas tristezas y pocas alegrías, me vais a permitir que escriba sobre una persona que no era famosa, que no tenía poder, que no era responsable de los recortes a causa de esta crisis, y que no destacó nunca por nada especial. Era  uno más de los que pasean sus días por este camino de la vida, a veces tan abrupto.
Murió hace pocos días en una habitación de hospital con la compañía de unos sobrinos que no quisieron dejarlo solo en sus últimos momentos. No tenía hijos ni mucha gente que lo apreciara, y a su funeral asistieron pocas personas. Como única herencia nos dejó a su perrita Fosca que lo acompañó hasta el final de sus días y un piso de alquiler antiguo lleno de recuerdos y de trastos viejos.
Escribo esta entrada dedicada a él porque creo que cualquier ser humano se merece un recuerdo especial y, yo, su ahijada y sobrina, me despido de él dándole las gracias por los momentos compartidos y porque, con su muerte, me ha vuelto a recordar lo efímera que es la vida y lo importante que es cada día que empieza aunque parezca que no podamos levantarnos.
"Adéu, tiet Paco!"

viernes, 7 de diciembre de 2012

La escuela no es un campo de batalla

Cuando la escuela se convierte en un campo de batalla la sinrazón gana la guerra y esto es lo que quieren provocar los unos y los otros.
¿Dónde se esconden el respeto a la cultura catalana y el tan ensalzado "seny" catalán?
Señores políticos de los dos bandos, les debo recordar que los derechos fundamentales del niño suscritos por la Unesco y por Unicef, recogen una cuestión primordial que parecen haber olvidado: todo niño tiene derecho a recibir educación en su lengua materna.
En Cataluña coexisten dos lenguas oficiales habladas de forma espontánea por sus ciudadanos, sin embargo, la política de inmersión lingüística de la Generalitat relegó a la lengua castellana de la educación de los catalanes convirtiéndola en una asignatura impartida dos o tres horas semanales -en el mejor de los casos- y excluyéndola como lengua vehicular.
Si dejáramos a un lado los rencores generados durante la dictadura franquista que intentó destruir -infructuosamente gracias a Dios- el apego de los catalanes hacia nuestro idioma, nos percataríamos de que una lengua es fundamentalmente una herramienta de comunicación y que cuantas más dominemos mejor. La teoría de que el castellano no hace falta aprenderlo bien en la escuela porque los catalanes ya lo pueden aprender en la calle y en la televisión no se fundamenta en una base pedagógica, ya que para conocer bien una lengua ésta debe ser utilizada en ámbitos académicos.
Todavía no entiendo por qué no se contempla la alternativa más justa y, sin duda, más eficaz para el aprendizaje de ambas lenguas, que es la de usar las dos  como vehiculares repartiendo las materias de una forma equilibrada para que los alumnos catalanes conozcan y se expresen mejor tanto en catalán como en castellano. Lo más paradójico es que el sistema de inmersión lingüística perjudica sobretodo a los niños cuya lengua materna es el catalán porque tienen menos ventajas que los castellanohablantes ya que tienen menos competencias lingüísticas en castellano y en su futuro profesional podrían sentirse limitados tanto si ejercen su profesión en Cataluña como si deben salir de su tierra. Y, por desgracia, sé de lo que hablo porque soy profesora y me llegan alumnos de colegios donde no han cursado apenas la lengua castellana que tienen serias dificultades en expresarse , tanto oralmente como por escrito, en esta lengua.
Deberíamos observar e imitar sistemas educativos de otros países, como Luxemburgo, donde la cooficialidad de lenguas no supone un enfrentamiento entre estas sino una suma productiva de las mismas.
A estos señores que rigen los destinos educativos de nuestros chicos les recomendaría la lectura de un libro escrito por Mercè Vilarrubias en defensa de la educación bilingüe titulado: Sumar y no restar que supone un estudio muy cabal sobre este tema.
Para finalizar, y ya que no puedo decírselo a la cara, me gustaría decirle al señor Wert que el catalán es nuestra lengua igual que el castellano y no se puede relegar a una lengua subordinada y anécdotica y que, por tanto, debe tener el rango de troncal porque sino está haciendo con ella lo mismo que hoy en día se hace con el castellano.

viernes, 9 de noviembre de 2012

A lo mejor es el momento...

En la lucha entre el Bien y el Mal, como en las novelas de Tolkien, ¿dónde quedan los matices?
Creo que es el momento de marcar unos límites aunque no necesariamente se debe caer en el maniqueísmo ni en la demagogia. Y esto lo escribe una de las personas más relativistas que conozco: yo misma.
Ya no hay vuelta de hoja: el capitalismo ha muerto de éxito. Se ha convertido en un verdugo de sí mismo y, lo peor, en verdugo de tantas personas que caen víctimas de la avaricia de unos pocos que deberían ser apartados de la sociedad, porque ellos son los verdaderos advenedizos. Son personas con nombre y apellidos, que se levantaban cada mañana, como tú y como yo, con la intención de sobrellevar los problemas y encontrar alguna razón para sonreír.
Esta mañana, Amaia no ha podido más y se ha tirado desde una ventana que ya no le devolvía la luz de la esperanza.  En los telediarios dicen que se ha suicidado, pero no es cierto, Amaia ha sido asesinada con el arma de la avaricia de los bancos y por culpa de la desidia de unos políticos que sólo ven el bosque, pero no reparan en cada uno de los árboles que lo forman.
¿Cuántas muertes son necesarias para que este mundo se percate de que el capitalismo no puede gobernar la vida de los seres humanos?
No hay respuesta.
O tal vez no interesa escuchar a algunas voces incómodas para los de arriba porque están demasiado cargadas de razón.
Humildemente, reconozco no tener una fórmula mágica que pueda sustituir a este sistema económico obsoleto y destructivo; sin embargo, tengo los oídos abiertos a cualquier alternativa que cuide de estos árboles, que están enfermando de tanta injusticia, ya que sin ellos no hay bosques.
 
Me gustaría pensar que, como en los poemas épicos, ganarán los buenos; no obstante, siempre los héroes deben luchar contra las injusticias y no resignarse ante la adversidad. Supongo que este mundo necesita más que nunca caballeros honestos que maten al dragón y no hay que descartar a ningún candidato...A lo mejor uno de ellos podría ser, por ejemplo, Christian Felber, el adalid de la Economía del Bien Común. ¿Quién sabe? Quizá no vaya desencaminado y lo único que necesite sea que lo apoyemos...

domingo, 30 de septiembre de 2012

Las banderas siempre se manchan de sangre


Nací en una Cataluña con eñe, pero pronto viví en una Catalunya que recobraba su esencia cultural de forma vertiginosa e imparable; una tierra sedienta de identidad propia que bebía el agua que durante décadas le había negado la dictadura franquista. Mi padre escuchaba el himno de "Els segadors" con las ventanas abiertas tras toda una vida de miedos y de censuras. En el colegio, mi madre, aunque andaluza de origen, me apuntó a una asociación que divulgaba el folklore catalán y aprendí a bailar sardanas a la vez que en el tocadiscos del salón, todos los domingos, se escuchaban las coplas de la Piquer o las rumbas de Peret.
Con mi familia paterna siempre hablaba en catalán y con la materna en castellano, así que se puede decir que soy una de tantas personas bilingües que crecen con la riqueza que supone la unión de dos culturas con una larga tradición. Jamás he pensado que una es mejor que la otra porque ningún lugar, aunque sea el de tu nacimiento es superior a otro. Por este motivo me da tanta pena que en mi tierra se esté fomentando una de esas guerras de banderas que provocan irremediablemente una fractura social que no puede conducir a nada bueno. Si algo podemos aprender de la historia de nuestros antepasados es que mezclar nacionalismos y religiones con política sólo comporta injusticia, marginación y, en el peor de los casos, guerras.
Si por algo vale la pena luchar -a pesar de que parezca una contradicción- es por la paz. Mis profundas creencias pacifistas siempre me han conducido a desconfiar de las personas e ideas que puedan promover odios, por tanto, no puedo apoyar a los que quieren la independencia de Catalunya.
Solamente secundaría una iniciativa semejante en una situación de opresión de una cultura sobre otra y esto no es así ya que jamás la cultura catalana ha sido más valorada y protegida que en estos tiempos, hasta podría decir que en algunos casos está por encima de la española (por ejemplo, en la enseñanza donde el catalán es la única lengua vehicular permitida en los colegios).
Son malos tiempos para la paz que a menudo se diluye en el fango de la pobreza. La miseria no tiene paciencia y de eso se aprovechan muchas personas que lo único que quieren es salvar lo suyo aunque sea a costa de lo de los demás.
No hay que ser muy clarividente para observar cómo nos manipulan desde arriba, a través de los medios de comunicación y mediante unos trapos de colores que se llaman banderas y que, a menudo se manchan de la sangre de los heridos en mil batallas fratricidas.
Hace tiempo que comprendí que en el mundo sólo hay dos países : el de la Riqueza y el de la Pobreza. Y yo con los ricos tengo poco que ver, aunque sean catalanes.
 

miércoles, 15 de agosto de 2012

Para Elisa...

Recuerdo que era una mañana de sábado, en primavera. Todos sabíamos que el final estaba cerca, él también. Lo último que me dijo es que ya estaba harto de tanto dolor y pedía que se acabara ese sufrimiento, por eso cuando me llamaron sufrí un choque de emociones encontradas: por un lado, alivio; por otro, la inmensa tristeza de la última despedida.
Mi padre no era para nada perfecto, me faltarían dedos de las manos para enumerar sus defectos, sin embargo, a menudo se me aparece en las más pequeñas cosas: cuando estoy en la playa le recuerdo apareciendo con helados para despertar nuestras sonrisas; recuerdo sus ollas de sangría que alegraban nuestras fiestas de verano; el gran placer que sentía - y que yo he heredado- ante una buena comida; en fin, cuando se fue me quedé con todo lo bueno porque sólo tenemos un padre y no podemos elegirlo.
Aquel 17 de mayo el taxista que me conducía al hospital me decía  mientras las lágrimas se resbalaban incesantes por mis mejillas : " Tranquila que llegaremos a tiempo para que te despidas". Es curioso como en momentos tan cruciales una frase de un extraño puede darte tanto consuelo.
Por este motivo, y con perdón del insigne Beethoven, esta entrada es para ti, Elisa.
Son palabras de una extraña a la que apenas conoces pero que están escritas desde el cariño que siempre he encontrado en tus comentarios.
Un abrazo,
Mayte.

sábado, 4 de agosto de 2012

El velo de los hombres

No recuerdo exactamente el momento en que tuve conciencia de mi sexo. Ser mujer es algo aleatorio producto de una simple combinación genética y no tiene más envergadura que la de ser moreno o tener los ojos azules. Lo que sí puedo rememorar son ciertos detalles que empezaron a ponerme en sobreaviso de que mi condición femenina podía convertirse en un problema añadido a mi condición de ser humano.
 A mi vida llegaban mensajes confusos que no podía aceptar sin protestar, por ejemplo, el número de horas que mi madre se pasaba en "su" cocina mientras los demás ocupábamos las otras estancias de la casa; o la eterna discusión a la hora de hacer las tareas: yo tenía que ayudarla para así aprender a llevar un hogar en un futuro y ser "una mujer de su casa". Sin embargo, mi sentido de la justicia, o lo que para mi madre no era más que una rebeldía cruel que la hería en lo más hondo, me condujo a rechazar estas imposiciones propias de una cultura mal entendida, donde la mujer siempre ha callado y, en silencio, ha seguido los dictámenes de una sociedad patriarcal  que ha amordazado a tantos y tantas valientes que se atrevieron a protestar.
Mi pobre madre no lo entendía, estaba educada para no comprender que ella tenía tantos derechos como los de su marido. Lo que sí que es cierto es que hoy nos seguimos mirando con cariño porque en esta lucha por mis derechos jamás quise sacrificar ese amor tan puro que te da una madre.

Seguramente, el siglo XX será recordado como el siglo de la revolución de la mujer. Hay un antes y un después, pero todavía queda un largo trecho... nada más hay que ver la televisión para que nos percatemos de las múltiples injusticias que sufren tantas mujeres en todo el mundo.
Todavía existen demasiadas creencias que promulgan la obediencia ciega y la sumisión al hombre de la mujer y, lo que es peor, muchas mujeres que las consideran buenas. Pero ¿cómo se puede creer que una mujer debe ocultar su belleza para que los hijos de Adán no se exciten? Si los dioses de las religiones han creado todo lo que nos rodea, un buen creyente tendría que valorar esa creación, no avergonzarse de ella.
 En todo caso, se debería tapar toda la ignominia y la maldad de los hombres, pero para eso no existen velos suficientes.

jueves, 12 de julio de 2012

Hace tiempo que...

Hace tiempo que no tengo fuerzas ni para escribir en mi blog. Me he convertido en una más de los millones de parias que intentan sobrevivir a esta crisis que más que económica se ha convertido en una de las crisis morales más graves de los últimos tiempos.
No suelo dar muchos datos de mi vida privada en estas páginas de cristal pero debo decir, para que entendáis un poco mejor mi postura, que llevo cuatro meses seguidos trabajando sin cobrar un duro. Diría que soy una especie de esclava aunque no sería exacto porque yo, además de no cobrar por mi esfuerzo, encima debo pagar: transporte, intereses de tarjetas de crédito, etc.
En fin, tan solo soy una más pero me duele.
Me duele ponerme delante de unos alumnos intentando motivarles para que se formen para afrontar un futuro cada vez más negro.
Me duele que me miren pensando si les servirá ese esfuerzo lo mismo que a mí, es decir, para que ni siquiera le paguen un sueldo.
Me duele que los de arriba nos consideren números estadísticos.
Me duele que el presidente de mi país, cual esbirro de los señores MERCADOS FINANCIEROS, tenga el valor de decir que bajando la prestación de desempleo los parados buscarán más trabajo.
 Me duele que mi madre, pensionista jubilada,  esconda en mi bolso dos tarjetas multiviajes para que pueda ir a verla en autobús.
Me duele pensar que quizás el mes que viene ya no pueda colaborar en la ONG en la que apadrino a un niño.
Me duele que los más débiles paguen las mansiones de los ricos.
Me duele que aguantemos como reses esperando al matarife.
Me duele...la vida.
Estoy de luto por la esperanza perdida.
Ojalá resuciten los días en los que pensaba que existía un sentido para seguir adelante.
Perdón por este pesimismo, aunque me cuesta encontrar una razón para el optimismo...o sí, tal vez haya una: el amor que estoy recibiendo a raudales de los míos.
 ¡Si el amor fuera dinero sería millonaria!

martes, 22 de mayo de 2012

¡Hemos llegado a las puertas de MORDOR!

A quien no escucha:
El estruendo es cada vez más fuerte. Es el grito de los que no nos conformamos con la injusticia. De los que queremos que esos delincuentes con corbata y sonrisa displicente paguen con la cárcel sus delitos, sus estafas millonarias que sumen a las personas en la desesperación y en la miseria.
Desde este pequeño foro me sumo a la iniciativa de lucha contra la Banca, contra el poder de Mordor, que amenaza con estrangular todos los derechos y todos los sueños que la humanidad ha ido conquistando con el sacrificio y la lucha de muchas personas que creyeron en la igualdad y en la justicia para todos. Y digo para TODOS. Aprendamos de países como Islandia y digamos BASTA.
¡No dejemos que nos amordacen!
Mordor y sus secuaces cometieron un error: hace años que dejaron que los pobres accediéramos a la cultura, permitieron la escolarización gratuita y crearon hobbits preparados para luchar por sus derechos y por su dignidad. Ahora quieren rectificar y regresar a aquellos tiempos en los que sólo podían estudiar los que tenían dinero.
Ya lo decía Carmen, el personaje principal de la novela de Delibes Cinco horas con Mario:
"...hay vocaciones para pobres y vocaciones para gente bien, cada uno en su clase, creo yo, que a este paso, a la vuelta de un par de años, el mundo al revés, los pobres de ingenieros y la gente pudiente arreglando los plomos de la luz, fíjate qué gracia."
Y fue en los años sesenta del pasado siglo...Desde entonces ha llovido mucho y han germinado muchas semillas plantadas, y ahora vienen unos jardineros  de alta cuna y quieren podar las plantas, recortarnos las ramas e impedir que crezcamos, no se lo vamos a poner fácil, aunque nos roben descaradamente los frutos de nuestro esfuerzo.
En un día como hoy, también quiero rendir homenaje a todos aquellos que permitieron que una chica de clase humilde como yo tuviera acceso a la cultura gracias a la escuela pública:
¡Que no nos quiten el derecho a aprender!

lunes, 14 de mayo de 2012

Ghandi nos sonríe...

Ghandi nos sonríe y nos saluda desde el paraíso de los que jamás se rindieron porque sabían que su lucha era justa y necesaria.

Es importante que no nos pueda la impaciencia ni el desaliento; igual que en las grandes epopeyas, los héroes no se dejan abatir por las penalidades ni por los que dudan de su valía.

Una destacable diferencia es que en las plazas no se baten contra un contendiente de carne y hueso ni el trofeo es la mano de la princesa. Aquí  el enemigo tiene un millón de ojos y poco corazón, pero una fuerza que sólo puede menguar con la unión de un millón de manos que saluden y sonrían, con la fortaleza de los que saben que no les queda otra que buscar una salida digna para esta trampa donde nos han metido.

Somos demasiados para que puedan con nosotros y ayer lo demostramos.
¡Nos vemos en las nuevas ágoras del pueblo!





lunes, 23 de abril de 2012

Una rosa para una doncella solitaria

Una vez al año mi ciudad se convierte en un espléndido jardín de rosas. Sus pétalos compiten con las páginas de miles de libros que esperan, dormidos, despertar los sueños de las personas que buscan descubrir otras historias y  que, aunque no son las suyas propias, sienten que hay otras vidas, otros mundos para perderse.
Cuando una no tiene a un enamorado que quiera emular al caballero que mató al dragón y le regaló una rosa nacida de su roja sangre a la princesa de turno , no puede evitar sentirse algo ajena a esta fiesta popular.
 A pesar de ser una persona bastante alejada de convencionalismos, hoy paseaba por las calles de mi ciudad como una niña que no había sido invitada a la fiesta de sus compañeros de colegio.
 Sin embargo, alguien se acuerda de ti y decide hacerte feliz con un simple gesto y, por este motivo, quiero agradecer con estas palabras a todos aquellos que, sin pretender nada más que hacerte sonreír con una flor, te regalan un compromiso de amistad.
A Cristóbal lo conocí en el instituto; nos perdimos y nos reencontramos para viajar juntos en este camino, a veces tan accidentado, que es la vida. Con él me he reído hasta llorar y he llorado hasta acabar riéndome de las propias desgracias que nos ocurren. Es una de esas personas que uno sabe que siempre estará ahí. Nos hacemos mayores  unidos por un hilo invisible que se ha ido formando espontáneamente, sin ningún artificio, con la naturalidad de los que se quieren sin más, sin lazos de sangre ni papeles.
Gracias, caballero andante de las doncellas solitarias.

lunes, 9 de abril de 2012

¿"El árbol de la ciencia" es de hoja caduca?

Hace más de veinte años que leí El árbol de la ciencia de Baroja; pensé que había encontrado una terrible verdad que marcaría mi existencia y, sin duda, fue una de las  razones que me condujeron a sumergirme en la literatura con toda la pasión de una joven que busca respuestas a sus preguntas.
Por cuestiones laborales -entra en la selectividad de mis alumnos- he tenido que releerlo y, curiosamente, el impacto ha sido semejante al que experimenté en mi incipiente juventud.
Si se afirma que un clásico sigue conservando en gran medida cierta vigencia que lo convierte en intemporal, podríamos decir que, por desgracia, el mensaje implícito que Baroja dejó entre estas páginas, allá por el 1911, se podría aplicar a nuestro presente sin temor a quedarnos cortos: "En Alcolea, casi todos los ricos defraudaban a la Hacienda, y no se les tenía por ladrones".
Después de cien años, y cuando ya pensábamos que España había dejado atrás el caciquismo para intentar que los derechos humanos más básicos (educación, sanidad, igualdad,...) fueran asentándose en una tierra rica para unos y yerma para la mayoría, de nuevo Baroja denuncia y nos da voz a muchos, a los hombres y mujeres que, en el 2012, vemos lo mismo que vieron sus ojos.
Tan solo un ejemplo más: uno de los personajes secundarios, "Fermín Ibarra", es un ingeniero talentoso que debe emigrar de España porque no encuentra apoyos para desarrollar sus inventos por la falta de inversión en ciencia que encuentra en nuestro país ¿os suena?
Siempre se ha tildado a Pío Baroja de pesimista y el caso es que, si resucitara ahora, seguiría con su mismo talante, porque es triste ver como una sociedad vuelve hacia atrás destruyendo lo que muchas personas, con su lucha y sacrificios, habían conseguido mejorar.
Para terminar, ahí va una última cita donde se intenta explicar el inmovilismo de la gente pobre ante los abusos de los poderosos: "Andrés creía ver...la evolución progresiva de la gente rica, que iba hermoseándose, fortificándose, convirtiéndose en casta; mientras el pueblo evolucionaba a la inversa, debilitándose, degenerando cada vez más. (...) La casta burguesa se iba preparando para someter a la casta pobre y hacerla su esclava."

viernes, 23 de marzo de 2012

Meritocracia

Meritocracia. Hace unos días escuché por primera vez esta palabra; fue en un documental sobre la sociedad norteamericana. La figura del conquistador del sueño americano se analizaba desde el punto de vista de los que no pudieron llegar a triunfar, de los  perdedores, de los fracasados, en fin, de los insomnes.
Si una persona conseguía ascender por la escalera del éxito era gracias a sus méritos, de modo que los que se quedaron en el primer peldaño eran también responsables de su desgracia, en este caso por la carencia de dichos méritos. El factor suerte no cabe dentro de esta mentalidad que sobrevalora a unos pocos mientras desprecia al resto.
A menudo, me molestan sobremanera  esos individuos que siempre se quejan de su mala suerte y la convierten en la única culpable de sus problemas; sin embargo, es indudable que existen muchos factores, positivos y negativos, que no dependen de uno.
 Incluso existe una gran influencia del medio en el desarrollo de nuestros genes, como estudia la epigenética. Nada más tenemos que recordar la teoría de la evolución de Darwin para comprobar lo determinante que, frecuentemente, es el azar. Los pinzones y las tortugas que estudió el gran naturalista se adaptaron a unos hábitats determinados y se seleccionaron los individuos de la especie que, por casualidad, mejor se adecuaban a la flora y a otras condiciones de las islas donde vivían. No sobrevivían los que nacían con unos rasgos poco adecuados para su  entorno y, por lo tanto, no se reproducían. Así que, con la observación de unos pájaros y de unas tortugas que moraban en diferentes islas, Darwin descubrió la verdadera explicación de la evolución de las especies: la selección natural.
Tal vez los méritos y el esfuerzo sean valores importantes para conseguir nuestros objetivos pero, demasiadas veces, existen una serie de circunstancias que se nos escapan y esta crisis mundial lo ha hecho todavía más evidente. Solamente hay que mirar hacia arriba, en la cima del poder, para ver que los méritos de los que triunfan no son tantos, y, por desgracia, gran parte de los que se quedaron abajo miran al cielo preguntándose de qué demonios han servido sus esfuerzos y sus talentos cuando ciertos individuos, seguramente menos meritorios que ellos, son los que mueven los hilos de este teatro de marionetas.

sábado, 17 de marzo de 2012

Mi diario

Antes de que se inventaran estas ventanas electrónicas para poder plasmar nuestros pensamientos y sentimientos, ya existían los diarios personales, algunos tristemente famosos como el de Ana Frank.
En mi adolescencia empecé a volcar mis tristezas, alegrías e inquietudes en el primero de mis diarios; de vez en cuando los releo y no puedo evitar sonreírme ante tanta autocompasión y dramatismo.
Garabatear esas páginas era como ir al psicólogo y, sin duda, me ha ayudado a tirar "pa'lante" en esos momentos en que la vida se nos complica, bien por las circunstancias o bien por nuestra incapacidad de enfrentarlas.
Cuando inicié esta andadura bloggera, no pretendí en ningún momento dejar de lado a mi diario -no se abandonan a los viejos amigos cuando aparecen otros nuevos, por muy modernos que sean-. Aunque tampoco soy muy pródiga escribiendo, a veces, necesito conjurar a mis demonios entre esas páginas, de este modo no taladro más de la cuenta a las personas que me quieren y ,al mismo tiempo, me desahogo.
Este blog no nació con la intención de sustituir esas hojas de mil desventuras y alguna alegría, sin embargo, hoy he decidido abrir una de sus páginas para vosotros. Me he sobrepuesto al pudor que supone para mí desnudar mis más secretos sentimientos porque creo que ya estoy entre amigos. Eso sí, imploro vuestra indulgencia porque ya sabéis que tengo una nube ocultándome el sol y aún no despeja.
Ahí va:

17/ 3 / 2012

Durante los años que he vivido no puedo decir que haya sido feliz demasiado tiempo. Más bien, a ratos. La verdad es que me he reído mucho, porque soy así, le veo la vis cómica a casi todo. No obstante, lo cierto, es que no he tenido muchas ocasiones para sentir que la vida me sonreía.
Nací con la dictadura pero crecí en medio del optimismo utópico de una democracia inmadura que luchaba por hacerse mayor con esas ansias adolescentes por conquistar sus derechos y su independencia.
Siempre pensé, como casi todo el mundo, que yo era especial. Sin embargo, no se trataba de un sentimiento narcisista sino que, en mi caso, se convirtió en algo inefable, en ocasiones hasta inquietante, que me llevaba por caminos algo distintos de los que seguían los otros. La gente que me rodeaba transitaba por rutas conocidas y pisadas por casi todo el mundo; yo me dejaba tentar por otras vías que me separaban del río de la vida que arrastra al género humano. Así es como me separé de los demás y me quedé con mi soledad. Pensé que mi fortaleza sería capaz de acompañarme en este arriesgado viaje, pero debo reconocer que, a estas alturas, me encuentro bastante sola y desvalida. Bueno, para ser justa, unos pocos me quieren y, como pueden, velan por mí.
En esta vida paralela, nunca perpendicular a la de las personas que he conocido, he intentado ser buena gente y, por eso, me he hecho querer aunque no pudiera seguir los pasos que me indicaba la impronta de la especie humana.
Finalmente, opté por conformarme con poquitas cosas, aunque lo paradójico del asunto es que cuanto menos tenía más perdía. Si se dice aquello de "al menos tenemos la salud" tras el sorteo de Navidad, yo pierdo la salud. Cuando acepto que no he nacido para formar una familia y me vuelco en mi profesión que parece que es lo único que hago medianamente bien, pues me veo sin ella.
Si me conviertiera en una más de entre millones de personas que están en el paro, maldiciendo su situación, y con el único consuelo de la familia y amigos, a mí me llena de culpabilidad pensar en lo que sufrirán por mí.
Y, para rematar esta patética situación, he sido "afortunada" en ser una más de un grupo de trabajadores que sufren la angustiosa experiencia de trabajar sin cobrar en un lugar que hasta ayer era mi colegio y ahora es un campo de batalla. Los alumnos, compañeros e incluso los jefes que tanto cariño me inspiraban y que me hacían sentir realizada en esta faceta vital, se convertirán en aliados o enemigos de una lucha desigual que amenaza mi precario equilibrio emocional.

viernes, 2 de marzo de 2012

Una nube

Hace tiempo que no escribo en este blog porque estaba esperando que se desvaneciera la nube de pesimismo que se había instalado en el trocito de cielo que veo desde mi balcón, pero esta condensación de preocupación, de tristeza y de desengaño ha decidido amanecer cada día sobre mi cabeza desde el comienzo de este año. Quizá me convenga hacerme amiga de ella y buscar, como dicen los sabios, la parte positiva que encierra todo lo negativo -a veces me dan ganas de enviar la sabiduría a tomar por saco y quedarme con la felicidad de los tontos-. Tal vez esta nube me ayude a protegerme de los rayos cancerígenos de un sol que no me alumbra aunque el anticiclón de las Azores no nos quiera abandonar.
¿Cuál es el grado de resistencia ante las dificultades de la vida?
Existen tantos seres humanos que han despejado sus nubes a fuerza de controlar los vientos de la vida que a veces creo que yo también podré. Sin embargo, mis pulmones están heridos y se abren con la cortisona para lo justo: caminar despacio, hablar suave y ganarle a la desesperación una pequeña batalla cada día. Por eso, en mi cielo no termina de despejar, mi soplido es demasiado débil.
Disculpadme este momento de autocompasión, pero de vez en cuando uno tiene que pararse a lamer sus heridas y, no os preocupéis, no soy de las que se recrean en estos gestos patéticos. Mañana seguiré soplando para que la nube pase.

domingo, 5 de febrero de 2012

"LA TORTURA NO ES CULTURA"

Las miles de injusticias que nos rodean a diario consiguen hacernos perder la perspectiva histórica y olvidamos algo fundamental: el pasado siempre es mejor porque está contaminado con la edulcorada nostalgia. En cuanto a derechos humanos el salto ha sido considerable y aunque, actualmente, las violaciones de los mismos son continuas, al menos consiguen salir a la luz y son combatidas por ONGs o por cualquier ser humano que sufra con el dolor de los demás.
El concepto de civilización que yo defiendo es el que enarbola una bandera invisible pero muy poderosa: ser civilizado es una declaración de principios y el que más destaca es el de la protección del más débil. Las fuerzas de la Naturaleza son despiadadas con los débiles y están sujetas a leyes tiránicas donde sólo sobreviven los más fuertes, es por esta causa que el ser humano se agrupa y logra convertirse en la especie hegemónica de nuestro planeta. Debemos respetar la naturaleza porque nosotros somos parte de ella, pero no nos debe servir de modelo para crear nuestras normas ni para construir nuestros estados.
No me gustaría que me malinterpretarais cuando afirmo que el auge de la preocupación por la ecología ha confundido a muchas personas que consideran que todo lo natural es bueno -la mordedura de una víbora también es natural y no por ello es buena-. Soy un ser humano muy preocupado por el deterioro de nuestro entorno, reciclo como el que más e intento cooperar a que la contaminación del planeta sea mínima (no tengo ni coche), sin embargo, estoy muy agradecida por haber nacido en un momento histórico y en un país donde existen avances científicos y técnicos que pueden ayudarme a sobrevivir.
Seguramente, en otra época o en otro lugar no tendría muchas probabilidades de seguir adelante con mi vida: mi miopía sin cristales correctores, por ejemplo, me convertiría en un individuo candidato a desaparecer en peores circuntancias vitales.
Los antropólogos aseguran que la necesidad de supervivencia en un medio hostil fue el inicio de la civilización; la organización en grupos para luchar contra las bestias salvajes y más fuertes que el hombre dio origen a la aparición del lenguaje humano y, por extensión, al desarrollo de una inteligencia superior.
Hoy en día, todos somos el producto de la suma de muchas civilizaciones que han ido progresando gracias a los esfuerzos y a la lucha de muchas personas que sacrificaron todo, incluso la vida, para conseguir un mundo más justo. Los cambios de esta envergadura son lentos e imperceptibles a corto plazo; casi siempre provocan un férrea resistencia entre los que defienden la tradición sin percatarse de que las tradiones también deben cambiar y, en algunos casos, hasta desaparecer porque no responden a la idea básica de las civilizaciones: la protección de los derechos de quienes no pueden defenderse por sí mismos.
En el Imperio Romano los animales y la mayor parte de los seres humanos no tenían apenas derechos, dos mil años más tarde aún se utiliza el sufrimiento de animales para distraer a algunas personas que se escudan en la tradición para defender su postura. Señores, gracias a Dios, muchas tradiciones han desaparecido en pro del bien de la Humanidad, si no fuera así, todavía asistiríamos a espectáculos tales como los de los circos romanos donde seres humanos eran devorados por fieras.
Gandhi dejó un pensamiento que considero oportuno para apoyar mi argumentación: se reconoce si una civilización es más desarrollada y más justa cuando trata con respeto a los animales.
"LA TORTURA NO ES CULTURA"

martes, 17 de enero de 2012

16 de enero


Según unas estadísticas, el 16 de enero es el día más triste del año, parece ser que se debe a que hace frío, hay poca luz solar y, además, estamos en la famosa cuesta de enero. Yo no lo supe hasta la noche, en un telediario y, desde luego, al oír la noticia me quedó claro que mi vida nunca se ajustaría a la regla general porque, si bien ayer amanecí con una espada de Damocles sobre mi cabeza, me acosté con una sonrisa de oreja a oreja y sin tener que recurrir a la bebida para conciliar el sueño.
Y es que "hoy quiero confesar" , como dice la folklórica, que llevo casi dos semanas utilizando el whisky de somnífero -no me juzguéis, tenía mis motivos y, por suerte, la angustia ha terminado  y ya he vuelto al vasito de leche-.
Lo más inquietante de ciertos días es experimentar la extrema fragilidad del hilo de nuestras vidas: hoy amaneces pendiente de una rutina incesante y, en un minuto, el viento cambia de rumbo y te conduce a puertos que desconocías o que nunca hubieras querido visitar.
Gracias a Dios, a los ángeles o a los habitantes del planeta X8 de una galaxia lejana, mi velero llegó ayer al puerto de mi ciudad, Barcelona. Ante su mar, le agradecí a la diosa Fortuna que me diera una tregua y, también,  que me acompañaran en este viaje buenos amigos que estarían cerca de mí pendientes de rescatarme por si alguna vez naufrago.

domingo, 8 de enero de 2012

Mis viejos cassettes

Perdonadme la nostalgia, ya sé que no es propio de un comienzo de año dejarse envolver por la melancolía de los tiempos pasados, pero es que este nuevo año comienza para mí con tal dosis de incertidumbre que he precisado de la seguridad de lo que ya pasó.

El jueves pasado me disponía a pintar el salón y parte del protocolo para dar brochazos incluye un ambiente con música. La radio siempre es el recurso más habitual, pero moviendo trastos aparecieron esos viejos cassettes que de joven grababa de los discos de mis amigos o directamente de las emisoras -con algunos parlamentos del locutor, que se colaban traicioneramente, incluidos-. Así que mientras las paredes del salón redescubrían su blanco original yo me iba transportando a esos tiempos en que bailaba hasta la extenuación y me desgañitaba repitiendo las letras de mis canciones preferidas. Y no es que ya no lo haga, pero debo reconocer que la intensidad ha remitido considerablemente.

Lo más divertido era el título que escogía para estas recopilaciones cutres: "Fiesta loca", "Maite 2000", "Varios 1999", y así sucesivamente hasta que las nuevas tecnologías jubilaron  a estas entrañables cintas y hasta que esas fiestas, que montaba en la terraza de mis padres, se desvanecieron dejando los ecos de las risas entre las macetas de las hortensias.
¡Qué tiempos aquellos! Y ¡que nos quiten lo bailao' ! A ver si pueden...