domingo, 28 de marzo de 2010

¿Qué pasa con Cuenca?



A principios de los noventa vi una película cuyo protagonista , interpretado por Coque Malla, manifestaba que aunque siempre había querido viajar a Cuenca no había manera de conseguirlo. El filme, por otra parte, termina con el personaje partiendo hacia la bella ciudad de las casas colgantes. Pues bien, algo debe pasar con Cuenca porque he conocido a varias personas con parecidas dificultades para visitarla.


Una de esas personas fui yo misma que, incluso cuando lo conseguí en el 99, tuve más de un impedimento por el camino. Proyecté varias veces diferentes viajes para visitar esta ciudad y otras tantas se abortaron por diversos motivos: una opción mejor, problemas de transporte, discusión con los que serían mis compañeros de viaje, etc.. Este destino se convirtió en un reto y decidí luchar contra los funestos hados como hizo Ulises para llegar a Ítaca.


Y lo conseguí, eso sí con dos dedos rotos del pie y por tanto coja, lo que condujo a que los paseos por las calles adoquinadas del casco antiguo fueran de lo más peligroso para mi integridad física. Mi compañera de viaje,Aurora, sufrió más que si estuviera viendo a un funambulista a punto de perder equilibrio continuamente y, con toda probabilidad, deseó más de una vez que, de nuevo, este destino turístico maldito se hubiese gafado.


Lo más curioso es que el mismo día de llegada coincidía con un anunciado eclipse de sol de aquellos que pronostican el fin del mundo, y yo pensaba: "¿Se acabará el mundo con tal de que no vea Cuenca? Tampoco hay que exagerar ¿no?"


Bueno, en fin, parece ser que uno siempre consigue ir a Cuenca a pesar de todos los escollos que le amenazan y así se lo hice saber a mi buen amigo C. que esta Semana Santa pensaba visitarla pero algo ha pasado que no va a poder ser...


¿Qué pasa con Cuenca?

2 comentarios:

  1. Todavía me acuerdo de la bella canción "No sufras por mí, Auroritaaa" (póngale usted la música de "No llores por mí, Argentina") ante los requiebros que ibas haciendo durante aquél glorioso viaje en el que todavía tenáimos moral para ir de tienda de campaña. Me vienen a la mente tantos recuerdos relacionados con ardillas, agujeros en paredes y orines callejeros que... me parto la caja de la risa!

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  2. La verdad es que fue uno de tantos y tantos viajes inolvidables y, aunque dicen que no es bueno anclarse en las vivencias pasadas, me encanta recordar esos momentos en los que la expresión "mearse de risa" se convertía en literal.Besos.

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