jueves, 11 de febrero de 2010

La salud tiene un precio


Tengo la gran suerte de haber nacido en un país donde gozamos de libertades y derechos que en otros lugares de este planeta ni siquiera saben que existen; sin embargo, es difícil alcanzar la perfección y ayer viví una experiencia que me indignó bastante: tras casi tres años en lista de espera por fin operaban a mi madre de una rodilla para intentar eliminar los dolores que le provoca una artrosis degenerativa y poder tener una mejor calidad de vida, pero, sorprendentemente, media hora antes de bajar al quirófano, nos dicen que se han suspendido todas las operaciones por saturación en la UVI. Otra vez a la espera de que haya un hueco para operarla. Es en estos momentos en los que uno quisiera tener una posición económica floreciente para poder recurrir a la sanidad privada. Sí, ya sé que en la Seguridad Social hay muy buenos médicos, etc. pero mi madre tiene ochenta años y ¡no sé a qué demonios esperan para ayudarla con su enfermedad!

Perseguir utopías es necesario para acercarse lo más posible a ellas, sin embargo, a veces es desalentador que, incluso en los países más avanzados de nuestro mundo, la igualdad de derechos y de condiciones de vida brille por su ausencia.

Supongo que me toca más la fibra porque se trata de mi madre -y madre no hay más que una- y sus dolores son los míos...

1 comentario:

  1. Di que sí hermosa, que en cuanto me venda el piso de mi madre, me apunto a una buena mutua y que le den a la SS. Muchos besitos.

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